Titanes del Pacífico: acción y destrucción sin perder el elemento emocional

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Guillermo del Toro es uno de mis directores favoritos, de todas maneras. El hombre es capaz de crear tanto mundos fantásticos en contextos realistas y crudos (El laberinto del fauno) como blockbustersimaginativos llenos de acción pero con algo de “corazón”, por así decirlo (las dos películas deHellboy.) Y es por eso que, a pesar de que los avances de Titanes del Pacífico (Pacific Rim, siendo su título original) no me gustaban para nada, sabía que sería una película que valdría la pena ver. Porque la dirige Del Toro, y si hay alguien que puede dirigir una buena película de robots (y monstruos) gigantes sin que se parezca en nada a las de Transformers, es él.

El filme comienza con un resumen de lo que ha pasado en el mundo en un futuro cercano  – unas placas tectónicas de abrieron, y por un portal vinieron de otra dimensión unos monstruos gigantes llamados Kaiju (“bestia extraña” en japonés.) Para pelear contra ellos, la humanidad su unió y comenzó a fabricar jaegers (“cazador” en alemán), robots gigantes controlados por dos pilotos, quienes se enlazan a nivel neuronal el uno con el otro y con la máquina. Al principio, la humanidad ganaba – hasta que vinieron más y más monstruos, destruyendo a los jaegers, lo cual causó que solo quedaran cuatro y se formara una resistencia, liderada por el mariscal Pentecost (el gran Idris Elba.) Ahora que sólo les queda algunos meses de financiación por parte de los gobiernos del mundo, el Mariscal tiene un plan: ir a las placas tectónicas y lanzar una bomba para destruir el portal y prevenir que vengan más kaijus. Para esto, llama a un ex-piloto de elite llamado Raleigh Becket (Charlie Hunnam), quien se retiró de las batallas luego de que su hermano murió en una pelea contra un kaiju. Y también está la protegida de Pentecost, Mako Mori (Rinko Kikuchi), una chica brillante quien al principio tiene problemas con el enlace pero que eventualmente prueba ser la co-pilota perfecta para Raleigh. Juntos, son la última esperanza de la humanidad.

Teniendo en cuenta la premisa básica de la película – monstruos gigantes peleando contra robots gigantes -, hay ciertas cosas que uno esperaría de ella, y en ese sentido no decepciona. La acción y los efectos especiales son A1 – a diferencia de Michael Bay, director de la saga de Transformers, Del Toro entiende que para crear batallas emocionantes no es necesario sacudir la cámara como si el camarógrafo tuviera Párkinson, ni cortar cada tres segundos. Las peleas están filmadas con claridad – los efectos especiales tienden a ser caóticos, cosa inevitable cuando los jaegers y los kaijus destruyen media ciudad en su batalla, pero nunca tanto como para confundir o marear a la audiencia. El diseño de los monstruos y los robots ciertamente ayuda a esto – los jaegers son simples pero no simplistas, y a diferencia de los Transformers, no están hechos de tres mil piezas y formas confusas. Los monstruos son impresionantes y horribles, pero lo básico en los diseños de ambos es que no importa qué tanto se muevan, es posible entender dónde está cada uno y cuáles son las cabezas o las extremidades. La única queja en este respecto es el exceso de lluvia – no entiendo cuál era la necesidad de hacer que en casi todas las batallas esté lloviendo. No ayuda visualmente y puede confundir un poquito (pero no tanto como para fastidiar.)

Adicionalmente, tenemos la cantidad justa de batallas, siendo la pelea en Hong Kong la más impresionante de la película. Se trata de una secuencia emocionante, que no dura demasiado – a diferencia de las guerras eternas y tediosas de las dos últimas películas de Transformers – y que me mantuvo al filo de mi asiento. Como dije antes, los efectos especiales son muy buenos – debido al concepto bien estilo anime, jamás crearás que todo lo que ves es 100% real, especialmente por los diseños fantásticos de los monstruos y las destrucción que desatan, pero son suficientemente buenos como las batallas se  vean… bueno, badass y suficientemente verosímiles. Por cierto, me gustó que, a diferencia de El Hombre de Acero, Del Toro justifique la destrucción de las ciudades con el hecho de que todos sus habitantes se van a refugios bajo tierra. Una simple solución para uno de los mayores problemas de esa película (y esto viniendo de alguien que realmente disfrutó del nuevo filme de Superman.)

Pero la razón principal por la que la acción y el caos y las batallas funcionan, y la mayor diferencia entre esta película y Transformers, es que tiene “corazón”. Con esto me refiero a que hay un componente emocional que muchas películas de este tipo no incluyen. Los personajes principales – Raleigh y Mako – son creíbles, decentemente actuados, bien desarrollados, y uno se puede identificar con ellos. Del Toro se toma el tiempo de desarrollar el transfondo de cada uno – especialmente el de Mako -, lo cual resulta muy importante para la trama y la forma en que manejan a los jaegers. Pero lo vital es que, al tener personajes que nos importan y que ponen sus memorias y sentimientos en la línea de fuego, las escenas de acción resultan más emocionantes. Después de todo, si Mako o el maestro de Idris Elba están en peligro de morir, me pongo más tenso y las batallas resultan más efectivas. Si a Shia LaBeouf le pegan o si el Optimus Prime diseñado como un rompecabezas de metal sale volando por una explosión, me importa muy poco.

Las actuaciones son buenas para el género. El que resalta más definitivamente es Idris Elba, quien le pone pasión a su personaje, saliéndose del estereotipo del militar duro y frío y creando a un personaje que, aunque no es completamente tridimensional, es creíble y para nada caricaturezco. Charlie Hunnam tambiés es bueno – es el típico de héroe de acción, pero un poco menos arrogante y más “buena gente”. Rinko Kikuchi interpreta a Mako, el personaje más emocional y desarrollado de la película, y por lo tanto tiene la actuación más atrayente.  Sus escenas personales con Raleigh son las más interesantes a nivel de desarrollo de personajes. Charlie Day, Burn Gornman (como un par de científicos) y el gran Ron Perlman son los personajes cómicos del filme. Los primeros dos sirven para aligerar la película (aunque son un poco exagerados para mi gusto) y desarrollar la trama, mientras que al último no lo sentí muy necesario… aunque un poco de Ron Perlman siempre es bienvenido.

En fin, lo que me gustó de Titantes del Pacífico es que ofrece lo que cualquiera esperaría de una película del género pero, nuevamente, a diferencia de las películas de Transformers (especialmente la 2 y la 3), no insulta la inteligencia de su público. La trama es buena dentro de lo que ofrecen las películas de este tipo, las actuaciones son creíbles, las escenas de acción son emocionantes y para nada confusas, y los efectos especiales son de lo mejor. Al ser el “anti-Transformers, por así decirlo, resulta ser el blockbuster perfecto: lleno de acción, con algo de humor, presentando buenos personajes y mucha adrenalina y testosterona, pero sin ser demasiado estúpido. No se trata, pues, de una película particularmente profunda o con un mensaje importante pero, siendo un homenaje a los animes tipo Tetsujin 28 o Evangelion o incluso a las viejas películas de Godzilla, funciona perfectamente. No es por nada, pero me sentí como un niño emocionado mientras la veía. Estoy seguro de que Del Toro se sentía igual mientras la hacía.

Nota: Hay una escena adicional en medio de los créditos finales. Es chistosa, especialmente si, como yo, son fans de Ron Perlman.

Nota 2: Ví la película en glorioso 2D, pero la mayoría de comentarios dicen que el 3D no está malo. Estoy seguro que en una película de este estilo, debe funcionar bastante bien.

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