El Conjuro: Terror a la antigua

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El Conjuro es una de las mejores películas de terror que he visto últimamente… lo cual de por sí no sería un gran elogio, teniendo en cuenta que la mayoría de filmes del género que se estrenan son realmente malas. Así que lo diré de otra manera: El Conjuro es una muy buena película de terror, desarrollando una atmósfera perturbadora y sustos bien calculados para mantener a su audiencia aterrorizada durante la mayor parte de su duración. No es demasiado tonta, es verosímil, y a pesar de que a mí generalmente el cine de terror no me da mucho miedo, me hizo saltar siete veces. Eso es, al menos, siete veces más de lo que salté con cierta película de «terror» que vi en el cine hace unas semanas…

Al igual que muchas otras películas de corte similar, El Conjuro está basado en un caso de la vida real. Ahora, sé que muchos filmes que dicen estar basados en casos reales la mayor parte de veces tienen muy poco que ver con lo que pasó de verdad – usualmente usan una historia verdadera como punto de partida para crear una ficción. Y en realidad eso no está mal – después de todo, uno no debería permitir que la verdad malogre una buena historia (al menos en el mundo del cine.) Lo que sí sé es que los protagonistas de El Conjuro, los Warren, fueron personas verdaderas, y que se vieron involucrados en varios casos de exorcismos y posesiones. Ahora, de aquí a que esos casos fueran verdaderos y no engaños o trucos elaborados… eso jamás lo sabré. El punto es que el hecho de que la película sea basada en algo real la hace más perturbadora, especialmente cuando, durante los créditos, ves fotos de los personajes en la vida real.

En fin, la película se desarrolla en los años 70 y, como dije anteriormente, es protagonizada por los Warren: Lorraine (Vera Farmiga) y Ed (Patrick Wilson.) Ella es una clarividente, capaz de sentir la presencia de seres demoníacos y espíritus, mientras que él es simplemente un investigador interesado en todo lo paranormal. Son una pareja casada con una hija pequeña, y se dedican a resolver casos terroríficos en todo Estados Unidos.

A la vez, otra pareja casada, Carolyn Perron (Lily Taylor) y Roger Perron (Ron Livingston), se mudan, junto con sus 5 hijas, a una enorme casa en el campo, rodeada por un lago y muy pocos vecinos. Inicialmente son felices, pero poco a poco van descubriendo que cosas horribles suceden en su nuevo hogar: todos los relojes se paran a la misma hora en la madrugada, a las hijas le jalan los pies seres invisibles mientras duermen, e incluso las más pequeñas logran ver a un intruso sobrenatural en la casa. Después de unos sucesos terribles, los padres recurren desesperados a los Warren para que les expliquen qué está sucediendo exactamente en su nuevo hogar. Pero hacer que los disturbios paren será más difícil de lo que creen….

Una de las cosas que más me gusto de El Conjuro es que, a diferencia de otras películas del género, se toma su tiempo para contar su historia y presentar a sus personajes. No es una película poblada por personajes idiotas y planos, ni mucho menos trata de asustar a la audiencia desde el primer minuto sin importar qué tan poco sentido pueda tener la historia; todo lo contrario: la película comienza algo lenta (cosa que no me fastidió en lo absoluto), estableciendo bien a los personajes en sus respectivas situaciones, desarrollándolos los suficiente para que realmente nos importen y nos preocupemos por ellos cuando cosas horribles les sucedan. Eso es algo que no muchas películas de terror logran hacer, lo cual demuestra que el director, James Wan, (SawLa Noche del Demonio), sabe lo que hace.

Adicionalmente, Wan no nos presenta únicamente con momentos «¡boo!», tratando de asustarnos con saltos o ruidos repentinos. Sí los usa, pero de manera efectiva porque usualmente los retrasa o los presenta justo después de que uno se lo está esperando, lo cual no los hace predecibles (a diferencia de cierta película que vi hace poco….). Pero lo más importante es que logra desarrollar una atmósfera intensa de terror, poco a poco y con paciencia, creando suspenso y así logrando que los momentos más sorprendentes realmente nos hagan saltar de nuestros asientos. Acá lo importante es que Wan se toma su tiempo para desarrollar todo: desde la historia y personajes hasta la atmósfera de terror, por lo que el resultado es realmente satisfactorio para quienes buscan un filme verdaderamente perturbador. Además, no depende de tripas, sangre o desnudos para mantenernos interesados en su filme.

Por otro lado, las actuaciones son realmente efectivas haciendo, junto con la manera en que son desarrollados, que nos interesemos por los personajes y no los consideremos simplemente como personas idiotas a punto de ser asesinadas por un espíritu maligno. Patrick Wilson, quien también apareció en La Noche del Demonio, es creíble como Ed, a quien realmente le importa su esposa y la preocupa que el trabajo que realiza le haga daño poco a poco. La gran Vera Farmiga le da un toque dramático y verosímil a su personaje; jamás dudamos de que se trata verdaderamente de una clarividente y no alguna señora loca o estafadora. Las actuaciones secundarias son igual de buenas – las niñas son sólidas y no desesperan; Lily Taylor y Ron Livingston transmiten muy bien el terror y la preocupación que sienten por sus hijas y sus propias vidas, y John Brotheron es memorable como un oficial de policía que ayuda a los Warren a sacar a los demonios de la casa, participando en la única escena verdaderamente graciosa del filme.

Visualmente la película es grandiosa, lo cual ayuda a construir la atmósfera que Wan necesita para hacernos saltar de nuestros asientos. Hay tomas subjetivas muy efectivas para hacernos sentir el terror en carne viva; hay movimientos de cámara interesantes (como uno al principio de la película, el cual establece muy efectivamente los espacios de la gran casa, en donde la mayoría del horror sucederá), y en general no se siente como una película hecha a la mala o en automático: Wan hace todo lo posible por hacer que su historia se sienta verosímil para luego exprimir todo el terror y suspenso que hay en ella. Manipula las imágenes y el ritmo del filme para crear situaciones horribles (jamás me había pasado que una imagen tan simple como un par de manos aplaudiendo me hiciera saltar hasta el techo) y jamás se torna predecible.

El Conjuro es una de esas películas ya no muy comunes que realmente sabe cómo hacer que su audiencia sienta un terror intenso durante la mayor parte de su duración. No sé si es la película más horripilante que jamás haya visto – creo que Siniestro me pareció algo más intensa, y películas clásicas como El Exorcista son más chocantes -, pero sí de las mejores de terror que he visto en los últimos meses. La historia es creíble, los personajes bien construidos (y a excepción de algunos momentos, no actúan estúpidamente, como la mayoría de protagonistas de filmes del género) y la atmósfera y suspenso que Wan desarrolla a lo largo del filme funcionan para mantenerte al filo de tu asiento. Me gustó más que su esfuerzo anterior, La Noche del Demonio, pero ahora que va a sacar una secuela de esa película, creo que la iré a ver apenas se estrene. Con suerte, aplicará las mismas técnicas y habilidades que en El Conjuro.

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