The Way Way Back

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The Way Way Back es una película sublime. De repente se debe a que le tengo bastante cariño a las películas de tono melancólico, en donde el director y los guionistas logran hacer que el espectador comience a extrañar un tiempo en específico, o una lejana etapa de su vida, pero el filme me encantó. Como muchas producciones similares antes de ella, hizo que extrañara mis «años mozos». Es decir, cuando era adolescente: esa época en la que era extremadamente tímido y raro y no le hablaba a chicas y tenía mucho acné y me salían pelitos chiquitos en vez de bigotes (esto solo me duró hasta los 15 años, pero lo tengo bien grabado en mi memoria.)

Pero felizmente eso no es lo único que logra hacer el filme. También me hizo sonreír, me hizo reír, y sí, en un par de momentos casi me hizo llorar. The Way Way Back es una gran película porque nos presenta personajes excelentemente desarrollados y muy creíbles, contiene actuaciones realmente buenas, pero, más importante, nos presenta con una historia verosímil y honesta, con la cual muchos se podrán identificar (me pasó a mí, al menos.)

Nuestro protagonista es un chico de 14 años llamado Duncan (Liam James), cuya familia es un poco… disfuncional. Su madre divorciada, Pam (Toni Collette) está ahora con Trent (Steve Carrell), quien no es el mejor tipo del mundo: se comporta demasiado duramente con Duncan, y su falta de tacto hace también que su relación con Pam vaya deteriorándose. Los tres, junto con la hija de Trent, se van a su casa de playa, en donde Duncan se la pasa mirando a las musarañas y en general bastante miserable. Pero las cosas comienzan a cambiar cuando conoce a dos individuos que la harán la vida más fácil: Owen (Sam Rockwell), el carismático trabajador de un parque de aguas cerca de donde está Duncan, y Susanna (AnnaSophia Robb), una chica rubia que vive al costado y por la que Duncan se siente muy atraído. (Lamentablemente nuestro chico no tiene la menor idea de cómo hablarle….)

Es muy fácil identificarse con alguien como Duncan, especialmente para mí. Al igual que él, cuando era adolescente era bastante tímido y no tenía la menor idea de cómo hablarle a las chicas. No era particularmente extrovertido (todos mis reportes del colegio me pedían que participase más en clase) y no salía demasiado. Evidentemente eso cambió (algunos dirían que ahora hablo demasiado, probablemente para compensar todos esos años de timidez…), pero igual soy capaz de admirar lo bien construido que está el personaje de Duncan, y de identificarme con lo que le pasa. Es interesante ver, además, cómo va cambiando a lo largo de la película gracias a la gente que lo ayuda: pasando de alguien muy infeliz en un ambiente que no le gusta a un chico que comienza a llevarse mejor con la gente y a disfrutar su estadía en la playa.

Ayuda también el hecho de que el guión es extremadamente bueno. Nat Faxon y Jim Rash (quienes se encargaron del guión de la excelente Los Descendientes) son co-guionistas y co-directores en esta película, y demuestran un excelente conocimiento de la condición humana. Ningún personaje es un estereotipo: Duncan es tímido pero poco a poco vamos viendo cómo cambia y mejora sus relaciones; Sussanna es una chica linda y extrovertida, pero a la vez odia la situación en la que está de la misma manera que Duncan, y Owen, a pesar de ser muy bromista y sarcástico (de hecho me reí en la mayoría de sus escenas), tiene un lado sensible y serio. Es impresionante cómo Faxon y Rash son capaces de crear personajes tan memorables y creíbles sin caer en la tentación de usar estereotipos o clichés.

Uno pensaría que el foco de una película de este tipo (perteneciente al sub-género del coming of age, o una historia que se enfoca en un personaje que necesita madurar y crecer) sería el romance entre Duncan y Susanna, pero no es así. Me gustó el hecho de que su relación fuera más casta e implícita: nunca llegan a concretar nada, y más bien terminan la película como excelentes amigos con mucho en común que, posiblemente, y con más tiempo, se hubieran convertido en algo más. No, más bien, podría decirse que el foco de la película está en la relación entre Duncan y su madre: cómo es que casi no se hablan ni se ven, cómo deben mejorar su comunicación, cómo Duncan resiente la relación entre ella y Trent… quisiera no malograrles mucho, pero dicha relación cambiará (positivamente) para el final del filme, y de hecho es uno de los aspectos más satisfactorios de The Way Way Back.

Todas las actuaciones son realmente memorables, sin excepción alguna. Liam James es efectivo como Duncan: no habla mucho, pero dice bastante con sus expresiones faciales y acciones. Me hizo recordar a una versión mucho más pequeña e incómoda de mí mismo. AnnaSophia Robb es igual de buena, interpretando a un personaje que muy fácilmente hubiera podido convertirse en un cliché y dándole bastante humanidad. Sam Rockwell es muy chistoso, sarcástico y carismático, uno de los pocos amigos que tiene Duncan, y ayudándolo como nadie en su familia había podido. El resto de actuaciones – incluyendo la de Toni Collette y a un Steve Carrell muy diferente al payaso al que nos tiene acostumbrados – son igual de buenas.

Como pueden haberse dado cuenta, The Way Way Back me encantó. Hay algunas personas que creen que sólo me dedico a consumir películas de acción y de súper-héroes y blockbusters… y aunque es cierto que muchas de esas producciones me encantan, también disfruto de historias más pequeñas e íntimas, en dónde es más fácil identificarse con los protagonistas y experimentar sentimientos más honestos. The Way Way Back es una de esas historias, poblada con personajes verosímiles y temas muy interesantes. La trama en sí no es particularmente original, pero no necesita serlo: la película me encantó porque tiene mucho qué decir sobre la vida y el crecimiento de un adolescente, porque los guionistas son excelentes al crear personajes creíbles y memorables, y porque su tono melancólico me trajo muchos recuerdos de años pasados.

 

Avance oficial:

100%
Puntuación
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