Pueblo Chico, Pistola Grande

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Ted, el primer largometraje con actores dirigido por Seth MacFarlane (Padre de Familia) es una de mis comedias favoritas de los últimos años. Es extremadamente graciosa, inteligente y políticamente incorrecta, pero también tiene algo de corazón. El concepto de la cinta simplemente funciona de maravilla, y aunque es un poco muy larga, en general se trata de un éxito.

Y es precisamente debido a este éxito que a MacFarlane se le dio carta blanca para dirigir su siguiente película: Un millón de maneras de morir en el oeste (o como se le conoce acá en Perú, por alguna razón: Pueblo Chico, Pistola Grande. Ugh.) Aparte de dirigir, también la protagoniza, produce y, obviamente la escribe (junto a otros dos co-guionistas.) Después del éxito de Ted y de sus series de televisión, ¿qué podría salir mal? Bueno… pues resulta que bastante.

 

Ahora, no me tomen a mal, tampoco estoy diciendo que Un millón de maneras… (me rehuso a referirme al filme con el estúpido nombre que se le ha dado acá) sea una pésima película. Tiene varios momentos en los que simplemente me maté de risa, un concepto con mucho potencial (después de todo, el género del Western tiene varios elementos parodiables), un reparto de lujo y bastantes cameos, dos de los cuales son simplemente brillantes (y inesperados—si es que no viste los trailers.) Pero a la vez también siento que a MacFarlane se le pasó la mano; como tenía la anteriormente mencionada carta blanca, ha hecho lo que le ha dado la gana sin ningún tipo de control, sin nadie que cuestione sus decisiones o le dé consejos. Un millón de maneras… es una cinta 100% de MacFarlane, excesiva y desigual, demasiado larga y con tantos chistes buenos como momentos vergonzosos.

MacFarlane interpreta a Albert Stark, un granjero en el viejo oeste que parece haber venido del futuro en una máquina del tiempo. Sí, se trata de alguien que ha nacido en un pueblucho en el oeste y se ha criado ahí, pero a la vez parece ser el único consciente de lo horrible que es vivir en esa época, y el único que a cada rato parece señalarle al público ciertos aspectos de la vida en el lugar en el que se encuentra (por momentos solo parecer faltarle un micrófono para comenzar una rutina de stand-up comedy.) Un buen día llega al pueblo una chica llamada Anna (Charlize Theron), quien es esposa del pistolero más temido de la zona, Clinch Leatherwood (Liam Neeson), y quien se está escapando de él. Stark entabla una amistad con Anna, quien lo ayuda a recuperar la confianza después de que su novia, Louise (Amanda Seyfriend) lo deja por el millonario del pueblo y dueño de una “bigotería”, Foy (el gran Neil Patrick Harris.) Pero Clinch está viniendo al pueblo, y cuando se entere de que Albert se ha juntando con su esposa, no estará nada contento.

La trama no es nada del otro mundo, pero cumple su cometido. Sin embargo, algo que me llamó la atención de la cinta es el hecho de que tenga dos villanos: el Foy de NPH y el Leatherwood de Neeson. Ambos funcionan hasta cierto punto, pero creo que el tener solo un villano hubiera beneficiado a la película, ya que MacFarlane lo hubiera podido desarrollar más y hubiera resultado ser más intimidante. Adicionalmente, y sin ánimos de spoilear, también llama la atención el que el filme llegue a su clímax natural en una escena de duelo bastante particular (involucra el chiste más asqueroso de la cinta) para luego seguir… y seguir, hasta llegar a otro (¿anti?) clímax. Y el final, obviamente. La estructura de Un millón de maneras… es bastante particular, y todavía no estoy convencido de qué tan bien funciona.

 

Pero nadie va a ver una película de este tipo (menos una de MacFarlane) por la historia; Un millón de maneras… atrae a un público que quiere matarse de la risa, y en ese sentido cumple su cometido… hasta cierto punto. MacFarlane lanza de todo, desde chistes sofisticados y diálogos hilarantemente inteligentes, hasta bromas de caca y sangre. Éstas últimas no funcionan del todo (nunca fui fanático del humor de baño; sé que esto es totalmente subjetivo), ya que más que dar risa, sólo son chocantes y asquerosas. La escena de la pelea en el bar es un buen ejemplo de esto; sé lo que MacFarlane estaba tratando de hacer (crear un contraste entre las peleas “de verdad” y el combate falso que actúan Albert y su mejor amigo, interpretado por Giovanni Ribisi), pero los planos de brazos rotos, sangre y heridas simplemente eran demasiado. Por otro lado, el anteriormente mencionado duelo climático (o bueno, el primero en tal caso) funciona porque no depende totalmente del humor de baño, y porque involucra a Neil Patrick Harris, un cómico por naturaleza, un actor que puede causar muchas más risas con sus expresiones faciales y corporales que MacFarlane-el-actor con tres párrafos de diálogo. (Aunque sí me dio un poco de pena—¡NPH merece mejor que esto!)

Y creo que ese es otro problema: MacFarlene no es el mejor de los actores. De hecho me imagino a muchas personas interpretando al personaje de Albert de mejor manera; MacFarlane es simplemente muy exagerado e interpreta al protagonista de manera muy auto-consciente. Y tampoco ayuda el hecho de que se haya rodeado de tanto actor de alto calibre: Charlize Theron es genial como Anna (se nota que se divirtió muchísimo en el rodaje), Liam Neeson aprovecha para interpretar a Clinch de manera exageradamente maligna (su acento irlandés caricaturesco es genial) y Neil Patrick Harris, a pesar de tener un personaje poco desarrollado y sonso, se roba el show cada vez que aparece. Por otro lado, Amanda Seyfried podría haber sido reemplazada por maniquí y nadie se hubiera dado cuenta (Seyfried me encanta, dicho sea de paso; el problema no es de ella, es del guión) y Giovanni Ribisi y Sarah Silverman están desperdiciados en papeles inconsecuentes. (Los chistes que involucran a la prostituta interpretada por Silverman dejan de funcionar hacia la mitad del filme.)

 

Visualmente la película es una mezcla de lo bueno y lo malo. De hecho la fotografía está bien lograda; los paisajes y los planos abiertos son bastante impresionantes. La recreación del viejo oeste es decente; los sets son creíbles, pero el vestuario a veces se ve muy nuevo o limpio, incluso cuando no va con el personaje. Pero algo que sí me fastidió bastante fue el que la película sea grabada en digital. ¿Cuál es el punto de producir un homenaje/parodia del viejo oeste que recrea los sets y vestuarios del género, hace uso de música propia de los Westerns y nos presenta con planos típicos de cintas de John Wayne si vas a grabar en digital? La película se ve demasiado limpia, demasiado nueva, demasiado brillante, cosa que se hubiese evitado grabando con celuloide, y hubiera ayudado a transmitir el sentimiento del Western clásico.

Sé que la reseña ha estado bastante negativa, pero eso no quiere decir que haya odiado la película. Simplemente siento de que MacFarlane debió haberse restringido más, alguien tuvo que haberse acercado a él y decirle que debía de controlarse un poco. La película es demasiado larga; muy pocos filmes pueden mantener el humor durante dos horas, y Un millón de maneras… no es una de ellos. Si le quitas una media de hora de relleno a la cinta (los chistes de excrementos y sangre, los casi-monólogos de MacFarlane en donde explica hasta el cansancio por qué el oeste es una basura) y reemplazas a MacFarlane por un actor con más experiencia, tienes una comedia infinitamente mejor. El querer hacer una versión más moderna y para mayores de Blazing Saddles era una idea con potencial, el cual que simplemente no se cumplió. Con suerte, Ted 2 se parecerá más a su predecesora que a esta película.

Avance oficial:

50%
Puntuación
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