Indiana Jones en Busca del Arca Perdida

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Indiana Jones en Busca del Arca Perdida (o Raiders of the Lost Ark) es una de las mejores películas de acción y aventura de la historia. A lo largo de los años, se han estrenado muchas cintas de dicho género, desde las más memorables (muchas de las que protagoniza James Bond, por ejemplo) hasta las más… deficientes. Pero Indiana Jones siempre va a tener un lugar especial en el corazón de los cinéfilos (junto al famoso agente británico, claro está), gracias a esta excelente cinta, dos entretenidas secuelas, y una producción hecha hace unos años que… bueno, ese es un tema para otro día.

El Arca Perdida, ideada por Steven Spielberg (después de haber estrenado Tiburón) y George Lucas (después del éxito de Star Wars) es el filme que lo comenzó todo, y sigue siendo el mejor de la saga. Es un gran ejemplo de lo que se puede lograr con un guión sencillo pero bien construido, un casting perfecto, y secuencias de acción impresionantemente escenificadas. Es una película que nos deja con los pelos de puntas, que hace que nos mordamos las uñas mientras la vemos, y que nos otorgó diversos momentos e imágenes que quedarán impresas en nuestros cerebros hasta el fin de nuestras vidas.

La inspiración del personaje de Indiana Jones, y de sus películas, es clara: las seriales de los años 20 y 30. Al igual que en aquellas viejas producciones, el foco de esta cinta está en los «cliffhangers», los momentos en los que nos preguntamos cómo diantres el héroe va a librarse de un predicamento. Jones se escapa (con las justas) de diferentes situaciones peligrosísimas, y la cinta nos presenta la acción de manera verosímil (sí, hay sangre) y emocionante. Las películas de Bond, el referente para el cine de acción antes de la creación de Indy, eran un poco más caricaturezcas e inocentonas. Muchas de sus entregas (como Goldfinger) son joyas del cine Norteamericano; no carecen de tensión, pero comparadas a El Arca Perdida, son juego de niños.

La trama se desarrolla, apropiadamente, en los años 30. Nuestro héroe, Indiana Jones (el gran Harrison Ford) se ve involucrado en una pequeña aventura en la jungla peruana (mejor representada aquí que en El Reino de la Calavera de Cristal), la cual termina con un encuentro con Belloq (Paul Freeman), su pseudo archienemigo, quien se lleva un artefacto antiguo y muy valioso. Sin embargo, poco tiempo después Indy (quien, cuando no está metiéndose en templos milenarios, trabaja como profesor en la Universidad Marshall) es contactado por el gobierno estadounidense: sospechan que Hitler quiere encontrar el Arca de la Alianza (la misma que aparece en la Biblia) y quieren que Jones los ayude a obtenerla antes que él.

Para ello, el intrépido arqueólogo se reunirá con un viejo amor, Marion Ravenwood (Karen Allen), quien tiene en su poder una pieza del rompecabezas necesario para poder encontrar el Arca. Dicho objeto los llevará al Cairo, donde se encontrarán con Sallah (John Rhys-Davies), un viejo amigo que los ayudará a adentrarse en una excavación Nazi, la cual supuestamente se encuentra extremadamente cerca del lugar de descanso del Arca. Una vez ahí, los personajes se verán involucrados en una carrera contra Belloq para encontrar el mítico artefacto, lo cual resultará en persecuciones en carro, escenas de acción con aviones y submarinos, y muchas más situaciones emocionantes.

Lo más interesante de Indiana Jones como protagonista está en sus imperfecciones. A diferencia de muchos otros personajes contemporáneos que parecen ser invencibles, capaces de saltar decenas de pisos sin lastimarse o de sobrevivir explosiones sin un solo rasguño, Jones es mucho más humano. La película incluye una escena en donde Marion tiene que curarle las heridas a Indy, situación que hoy en día difícilmente encontraríamos en un blockbuster millonario. Hasta la tercera secuela convirtió a Indy en un súper-héroe indestructible (recordemos su aventura adentro de un refrigerador.) Las escenas de acción funcionan porque Indy es vulnerable; no sabemos si va a sobrevivir o no a sus aventuras, lo cual aumenta la tensión y el suspenso.

Ahora, la acción también funciona porque está expertamente dirigida. Cada una de estas secuencias, ya sea la memorable persecución de camiones en el desierto, la pelea contra un matón al costado de las hélices de un avión, o hasta el increíble prólogo en la jungla, está filmada con claridad y profesionalismo por el gran Steven Spielberg. No abusa demasiado de efectos especiales o acrobacias irreales, maximizando el nivel de adrenalina.

De hecho, la dirección en general es excepcional—me encanta la manera en que Spielberg usa las sombras y hace que sus personajes pasen de lugares oscuros a la luz, acentuando sus rostros y sus movimientos. El Arca Perdida podría ser, por momentos, una película muda; Spielberg favorece las acciones por sobre las palabras, el movimiento tanto en cámara como de la cámara.

El ritmo de la película es perfecto. Es cierto, El Arca Perdida es una experiencia increíblemente punzante, pero contiene suficientes escenas calladas entre cada secuencia de violencia como para que no aturda. A diferencia de películas más modernas, como las de Transformers (producidas por el mismo Spielberg, irónicamente), esta cinta sabe que para que nos importen los personajes y nos preocupemos por ellos durante las escenas más emocionantes, es necesario desarrollarlos y darles momentos para que respiren y descansen. Ayuda también que el diálogo sea bueno (e infinitamente citable — «No son los años, querida, es el kilometraje») y que las actuaciones no decepcionen.

Indiana Jones en Busca del Arca Perdida no es el tipo de cinta que atraiga la atención de la Academia, lo cual es una pena. La mayoría de actuaciones son excelentes, y no tienen nada que envidiarle a interpretaciones más dramáticas o «serias». El que más destaca es, lógicamente, Harrison Ford. Indiana Jones es interesante porque no es un héroe perfecto–es sarcástico, es malhumorado, y es un rebelde, características que Ford interpreta a la perfección.

Ahora, podría argumentarse también que Ford interpreta a Jones como si fuese un anti-héroe. No trata muy bien a otros personajes (especialmente a Marion), toma decisiones apuradas, y por momentos no es muy fácil identificarse con él. Mata a varios personajes a sangre fría, y como se ha mencionado en incontables ensayos, sus acciones no tienen mayores repercusiones en la trama. Si Indy funciona, es porque Ford le otorga carisma y simpatía al personaje. Fue capaz de adentrarse en la consciencia colectiva y crear un símbolo que será recordado por generaciones. Es realmente difícil imaginarse a Tom Selleck, la primera opción de Spielberg, como el famoso arqueólogo.

Como Marion, Karen Allen hace lo que puede con un personaje muy curioso. Es introducida de manera innegablemente memorable (de hecho, en una de las mejores introducciones jamás puestas en celuloide), pero a lo largo de la película es tratada más como un objeto que como una persona, a pesar de ser, supuestamente, una mujer fuerte. Es capturada, puesta en situaciones peligrosas, e incluso obligada a usar un vestido ridículo y a correr usando únicamente un babydoll. ¿Cuál es el propósito de verla usando ese tipo de ropa? Como cualquier película, El Arca Perdida es un producto de su época (y en este caso, un producto que trata de recrear una época anterior, también) por lo que, a pesar de ser una gran película de género, el tratamiento que le da a su personaje femenino no es el ideal. (Aunque comparada a Willie Scott (Kate Capshaw) en el El Templo de la Perdición, Marion es todo un ejemplo de progresismo.)

Belloq, el villano de Paul Freeman, es carismático e intimidante; el Toht (un secuaz Nazi de Belloq) de Ronald Lacey es perturbador, y el Brody (el mejor amigo de Indy) de Deholm Elliot es sabio y astuto, definitivamente mucho mejor que la caracterización exagerada que se le dio en La Última Cruzada. Y cómo olvidarnos de Alfred Molina, quien aparece como el compañero de Indy en el prólogo, uno de sus primeros papeles.

A pesar de que el filme cuenta con una serie de espectaculares efectos especiales (especialmente durante el clímax de la historia), la mayor parte de escenas de acción fueron realizadas con técnicas más tradicionales: acrobacias, dobles de acción y escenarios construidos a mano. Adicionalmente, Ford realizó varias de sus propias escenas de peligro, lo cual resultó en heridas y cicatrices que aún tiene. Esta es otra razón por la cual El Arca Perdida es tan emocionante: sabemos que lo que vemos en pantalla fue filmado de verdad, con personas de verdad y vehículos de verdad. Los efectos sintéticos (maquetas y matte paintings en aquella época, gráficos digitales en la actualidad) son más efectivos cuando son combinados con elementos reales, como en esta película, y no tanto cuando son usados de manera excesiva (como en El Reino de la Calavera de Cristal).

El guión del experimentado Lawrence Kasdan (quien también escribió El Imperio Contraataca y unió fuerzas con J.J. Abrams para El Despertar de la Fuerza) es simple pero bueno: la trama no es demasiado complicada (Indy tiene que obtener un MacGuffin, en este caso, el Arca, antes que los Nazis) y la estructura es directa. Acá lo destacable es el diálogo citable, las caracterizaciones (exceptuando a Marion, lamentablemente), y la gran sensación de aventura que nos da el filme. Sentimos que conocemos a Indy desde la primera escena, tanto así que no es necesario darle una introducción o historia de origen, cosa que probablemente harían en una versión contemporánea.

Al igual que con Star Wars (y la mayoría de la filmografía de Spielberg), John Williams se encargó de componer la banda sonora de El Arca Perdida, lo cual resultó en temas musicales verdaderamente memorables y bellos. Todos conocen el Raiders March, por supuesto (el tema principal de la película), pero esa no es la única pieza que vale la pena mencionar. Si tienen la oportunidad, escuchen The Basket Game, Marion’s Theme, o el Tema del Arca, canciones increíbles que combinan perfectamente con la acción y la trama, y que son igual de divertidas cuando se escuchan por sí solas.

Indiana Jones en Busca del Arca Perdida es maravillosa, un parteaguas en el cine de acción, y una de las mejores películas de puro entretenimiento que jamás haya visto. Visualmente es excelente–imágenes como la de Indy a contraluz, con la puesta de sol en el horizonte, viendo como los trabajadores cavan en el desierto, se quedarán grabadas en mi mente por siempre–, y no importa cuántas veces la vea, jamas dejará de emocionarme. Eso sí, disfrutarla en pantalla grande ha sido una experiencia sublime (fue reestrenada en tres salas de Cinemark en Lima)–El Arca Perdida es el tipo de película que merece verse en el cine, simplemente porque dicha experiencia hace que se sienta más grande, más épica.

Indiana Jones en Busca del Arca Perdida lo tiene todo: acción sin igual, personajes memorables, diálogo inteligente, efectos especiales que se ven bastante bien en la actualidad, y una trama interesante. Sus sensibilidades son un poco anticuadas, pero eso es algo que siempre se tiene que considerar cuando se ven películas antiguas (y que más bien no debería repetirse en producciones contemporáneas). Es casi todo lo que uno podría desear de un blockbuster de aventuras, y una película que será recordada por muchos años más. Si pueden verla en pantalla grande, háganlo–no se arrepentirán.

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