Escuadrón Suicida

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Si hay alguien al que hay que felicitar, es al departamento de marketing de Warner Bros. El material publicitario de El escuadrón suicida, desde los pegajosos (y muy bien musicalizados trailers) hasta los coloridos pósters, son lo suficientemente buenos como para haber generado grandes expectativas hacia la película. Tanto así, que el filme rompió récords de taquilla para el mes de agosto en los Estados Unidos durante su primera semana de estreno. Bravo. Muy bien hecho.

Qué pena, entonces, que la película en sí no llegue al mismo nivel de calidad.

Primero lo primero: no, El escuadrón suicida no es un desastre completo, como muchos críticos han manifestado. Pero lo preocupante es que es considerablemente más floja que Batman vs Superman, de Zack Snyder. Es más caótica, más estúpida, y visualmente menos atractiva. Uno hubiese pensado que Warner Bros. y DC habrían aprendido de los errores cometidos en aquella fallida (pero memorable) cinta. Pues uno estaría equivocado.

Aunque ahora que lo pienso, muchos de los más grandes errores cometidos en la película de David Ayer tienen bastante que ver con la película de Snyder. Ayer lo ha negado, declarando que la cinta que podemos ver en los cines es SU versión y la de nadie más, pero habiendo visto El escuadrón suicida, no pude evitar sentir que se trataba de una película destruida y reconstruida en edición para «evitar» algunos de los errores cometidos en Batman vs Superman. Posiblemente por ejecutivos de DC Comics. Escenas superfluas, diálogos graciosos fuera de lugar, personajes poco desarrollados, escenas de acción excesivas y varios momentos de los trailers que se esfumaron en el aire… todas estas son señales de una película manoseada por ejecutivos por razones financieras (no creativas), y son señales que lamentablemente pude ver en El escuadrón suicida.

Lo cual es una pena, ya que la premisa de la cinta tiene mucho potencial. De hecho, junto con los divertidos trailers, era la razón principal por la que estaba emocionado de verla.

Will Smith intepreta a Deadshot, un asesino con puntería perfecta. Margot Robbie es Harley Quinn, la demente (y muy peligrosa) novia del Guasón (Jared Leto). Jai Courtney es el Capitán Boomerang; Jay Hernandez interpreta a El Diablo, un tatuado criminal capaz de crear y controlar fuego; Adewale Akinnuoye-Agbaje es el feo pero fuertísimo Killer Croc, y Karen Fukuhara es la escapachina Katan. Todos estos villanos son reclutados por la intimidante Amanda Waller (Viola Davis) para detener a Enchantress, un ente maléfico que ha poseído el cuerpo de la Dra. June Moore (Cara Delevigne). ¿Su plan? Destruir a la humanidad y conquistar el mundo, por supuesto.

Como pueden darse cuenta, los problemas comienza con la historia; en pocas palabras, no es muy buena. La trama no es más que una excusa para reunir a todos estos personajes, hacer que peleen un poco entre sí, y finalmente trabajen en equipo para destruir a un enemigo de la humanidad. Los Vengadores hizo algo similar, eso es cierto, pero lo hizo com más estilo, encanto, y personajes mejor desarrollados. Cada uno de los miembros de ese equipo (excepto Hawkeye) tenía sus propios demonios; sus propias preocupaciones y miedos y debilidades. Y eso es lo que los hacía interesantes, tanto solos como en equipo.

En el caso de esta película, sin embargo, solo tenemos dos personajes bien desarrollados: Deadshot y Harley Quinn. El primero es un asesino a sueldo con una conciencia, un hombre de familia que solo sabe hace una cosa en su vida y que haría de todo por darle una vida decente a su hija. Es una historia de fondo algo cursi, pero funciona, principalmente gracias a la excelente actuación de Will Smith, quien definitivamente merecía un mejor guión.

La segunda es increíblemente sexy y pertubadora, una mujer psicopática que solo quiere estar con su gran amor: el Guasón. Harley Quinn es un personaje potencialmente irritante, pero Margot Robbie le otorga tanto carisma, tanta energía, que es casi imposible no enamorarse de ella. El hecho de que balancee los momentos más disparatados con algunos un poco más humanos definitivamente ayuda.

Viola Davis, a pesar de tener un personaje más arquetípico, resalta como Amanda Waller. Se trata de un personaje fuerte, despiadado, una mujer implacable que haría de todo por salvar al mundo (sí, incluso contratar a los más grandes villanos que se hayan conocido). Jai Courtney es sorprendentemente divertido como Boomerang; el australiano actor es más plano que una tabla de planchar como protagonista, pero como este alocado y exagerado personaje, no hizo un mal trabajo. Considérenme gratamente sorprendido. El subvalorado Adewale Akinnuoye-Agbaje no tiene más que rugir y pelear bajo toneladas de látex; Jay Hernandez resalta más por su físico (los tatuajes, los poderes) que otra cosa, y Cara Delevigne no hace más que bailar y hablar en un idioma misterioso.

Lo cual nos lleva al Guasón. Mucho se dijo sobre el trabajo de Jared Leto como este icónico personaje; que se había metido tanto en el rol, que solo hablaba con sus compañeros como el Guasón, que les había mandado regalos raros, etc. Y aunque su actuación no es floja, debo admitir que me sentí decepcionado por ella. El marketing de la película le hacía creer a uno que el Guasón sería un personaje importante en la historia, pero la verdad es que no aparece por más de siete u ocho minutos (un gran total de tres o cuatro escenas). A estas alturas, es imposible declarar si su Guasón es mejor o peor que los anteriores simplemente porque no hemos visto suficiente de él. Un personaje (y actor) como este merecían más que un cameo glorificado.

David Ayer siempre ha sido un director de policiales realistas, de historias de la calle, de criminales y drogadictos, por lo que uno asumiría que sería el hombre perfecto para dirigir El escuadrón suicida. Lamentablemente, Ayer no logra otorgarle nada de la verosimilitud y sentido de camaradería tan evidente en filmes como Día de Entrenamiento o End of Watch. La película tiene una rara obsesión con las balaceras (lo cual funciona en policiales, pero no en filmes fantásticos de súper héroes) y aunque los efectos especiales son buenos, jamás logran maravillarnos. El clímax, en particular, es increíblemente estúpido y excesivo. La manera en que el Escuadrón derrota al villano principal no tiene sentido alguno, y el tema de familia y camaradería es insertado de manera torpe y forzada. Muy poco y muy tarde.

Por último, también se ha dicho mucho sobre la banda sonora del filme—El escuadrón suicida está lleno de temas por artistas famosos, desde los Rolling Stones hasta Queens y AC/DC, pasando por raperos, hip-hoperos y bandas pop. Y aunque todas estas canciones son grandiosas por sí solas, en conjunto (y en el contexto de la película) simplemente no funcionan. Ayer usa la música con tanta frecuencia, que momentos que deberían haber resaltado se pierden entre los acordes. Por ejemplo, ¡la memorable risa del Guasón (la cual podemos escuchar en todo su esplendor en el trailer) no se oye bien porque la incluyen debajo de una canción!

El escuadrón suicida es una de las mayores decepciones del año, un filme más torpe, feo y aburrido que la divisiva Batman vs Superman. Me encantaría ver una versión más completa, que incluya todas las escenas eliminadas del Guasón, así como el resto de tramas secundarias y momentos tranquilos que no se incluyeron en el corte para cines—sin embargo, hay que admitir que ya es hora de que DC deje de depender de versiones extendidas para entregar productos satisfactorios (véase la Versión Extendida de Batman vs Superman). Por favor, dejen a sus directores hacer su trabajo; cuando los ejecutivos se entrometen en el proceso creativo, hacen más mal que bien.

Avance oficial:

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