Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar

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La franquicia de Piratas del Caribe ya no es lo que era hace unos años; de hecho, considerando la cantidad de blockbusters que se están estrenando en estos meses, dudo que para el público la nueva entrega de la saga, La Venganza de Salazar, vaya a ser de las secuelas más esperadas de la temporada. Después de todo, han pasado seis años (!) desde la última entrega, la cual, a pesar de haber recaudado un dineral alrededor del mundo, no fue particularmente bien recibida, ni por la crítica, ni por un considerable grupo de fanáticos.

El punto es que Jack Sparrow (y Johnny Depp) ya no son tan populares como antes, por lo que, a pesar de ser un modesto éxito en la taquilla mundial, no veo por qué La Venganza de Salazar no podría ser la última entrega de la saga. Además —y sin ánimos de malograrle la cinta a nadie—, el filme ata todos los cabos sueltos y resuelve cualquier duda que los fanáticos de la saga podrían haber tenido. En pocas palabras, cierra la historia de nuestros protagonistas —tanto los que aparecen en los trailers, como otros cuya identidad no pienso revelar— de manera muy limpia, en un paquetito bien armadito con lacito y todo, por lo que Disney realmente no tiene por qué continuar con la franquicia.

Todo dependerá de las cifras finales de recaudación, me imagino, pero siendo honestos, los creadores de Piratas del Caribe ya se estaban quedando sin ideas durante la tercera entrega —enredada, oscura y tediosa— y, especialmente, en la cuarta (definitivamente la más floja de todas). Esta quinta película, aunque superior a su predecesora, no es nada especial; es entretenida, no es muy larga, y presenta efectos especiales vistosos, pero jamás se siente necesaria. No es lo suficientemente terrible como para generar un rechazo fuerte en mí, pero tampoco presenta nada espectacular; es un filme difícil de comentar por lo plano y olvidable que es.

Nuestros protagonistas esta vez son Henry (Brenton Thwaites), un chico de personalidad casi inexistente, y Carina Smyth (Kaya Scoledario), una chica bella, carismática y tan inteligente, que muchos la confunden con una bruja (en realidad es una mujer de ciencia). Ambos se unen con el Capitán Jack Sparrow porque tienen el mismo objetivo: encontrar el Tridente de Poseidón, el cual puede anular cualquier maldición que se haya llevado a cabo en los mares. Durante esta aventura, recibirán el apoyo del Capitán Barbossa (Geoffrey Rush), pero serán perseguidos por el fantasmal Capitán Salazar (Javier Bardem, haciendo de un adefesio digital), quien ha jurado vengarse de Jack debido un acontecimiento que se llevó a cabo años atrás.

Viendo La Venganza de Salazar, me costaba creer que Depp alguna vez fue nominado al Óscar por interpretar al Capitán Jack Sparrow. No es que el personaje no tenga atractivo alguno —ciertamente resulta menos irritante aquí que en la decepcionante cuarta entrega—; simplemente se nota que Depp está actuando porque sí, en modo automático y casi sin esforzarse, no porque crea en el proyecto. Este Jack Sparrow es casi una sombra del personaje carismático e hilarante de las primeras dos entregas, una caricatura casi inmortal que es capaz de sobrevivir las escenas de acción más exageradas e increíbles. Depp está acá para actuar chistoso, decir un par de líneas de diálogo excéntricas, y recoger su cheque. Nada más.

Con una duración de dos horas y diez minutos, La Venganza de Salazar es la entrega más corta de la franquicia, y con justa razón. La trama no es particularmente complicada —lo cual es un alivio, luego de las innecesarias contorsiones narrativas de la tercera película, por ejemplo— y el filme se mueve a buen ritmo, alternando escenas de acción llenas de efectos digitales y acrobacias que desafían las leyes de la física y el sentido común, con momentos de diálogo que sirven para avanzar con la historia. La cinta carece de tensión, pero al menos entretiene porque no se toma demasiado en serio a sí misma; ciertamente no extraño la innecesaria seriedad de la segunda secuela. (¿Alguien recuerda que aquella cinta comenzó con la ejecución pública de un niño? Yo tampoco quería…)

Brenton Thwaites demuestra tener el carisma de una silla de carpintero, aunque no todo es su culpa; su personaje está escrito como el arquetípico héroe joven, valiente y con estricto código moral, pero carente de personalidad o carisma o sentido del humor. A Kaya Scoledario le va mejor; su Carina es más interesante porque tiene un arco más completo, y una personalidad más fuerte (en algunos momentos me recordó bastante a la Jyn Eso de Felicity Jones en Rogue One). Definitivamente hace un buen contraste con el Jack Sparrow bufonesco de Depp. Geoffrey Rush es entretenido como siempre como Barbossa, el Capitán Salazar de Javier Bardem es intimidante pero parece sacado de un videojuego (eso sí, me encanta cómo pronuncia el nombre de “Yack Esparrou”), y siempre resulta agradable ver a actores como David Wenham (El Señor de los Anillos), Bruce Spence (Mad MaxEl Señor de los AnillosStar Wars Episodio III: La Venganza de los Sith), o Stephen Graham (Tommy en Snatch) por muy desperdiciados que estén.

Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar es un blockbuster cumplidor que se ve caro (¡no-muertos! ¡tiburones zombie! ¡batallas navales!) pero que carece de momentos verdaderamente épicos o visualmente espectaculares. Está dirigido competentemente por el dúo de Joachim Ronning y Espen Sandberg (Kon-Tiki), quienes copian el estilo de Gore Verbinski sin introducir nada particularmente nuevo u original, lo cual es una pena, obviamente. Es divertida, se mueve rápido, y nunca resulta ofensiva— de hecho es superior a las películas 3 y 4, lo cual a estas alturas del partido, es lo mejor que uno podría esperar de la franquicia.

Eso sí, considerando que, aparentemente, ya no quedan más ideas nuevas (no hay nada en esta película que no hayamos visto antes, desde antagonistas no muertos —como en la primera entrega— hasta enemigos sobrenaturales —como en la segunda—), y que los cabos sueltos aparentemente han sido ya resueltos, no hay razón para sacar más películas. Por favor Disney, dejen descansar a los Piratas del Caribe —déjenlos bien muertos para que ya no puedan contar más cuentos.

 

Nota 1: ojo con dos cameos particularmente importantes durante el prólogo y el epílogo de la cinta.

Nota 2: sí, Paul McCartney también tiene un cameo, y sí, es totalmente innecesario y gratuito.

 

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