Star Wars: Episodio VI – El retorno del Jedi

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Puede que esto suene como blasfemia para muchos fanáticos de la saga, pero para este crítico, “Star Wars: Episodio VI – El retorno del Jedi”, es la entrega más floja de la franquicia —después de “La amenaza fantasma”, por supuesto. Tediosa, previsible, y muy dependiente de lo adorables que pueden resultar ser los infames Ewoks para algunos, se trata de un filme incluso más parecido a “Una nueva esperanza” que la siempre criticada “El despertar de la Fuerza”, y una conclusión entretenida, visualmente espectacular, pero ligeramente decepcionante para la trilogía original de “Star Wars”.

De hecho, recuerdo que de niño, cuando tenía las cintas de VHS de las tres películas originales, “El retorno del Jedi” era el filme que veía con menos frecuencia, y cuando lo hacía, adelantaba varias escenas que me resultaban aburridas. Todo lo que tenía que ver con los Ewoks, por ejemplo, me resultaba insufrible, así como algunas de las confrontaciones (o mejor dicho, conversaciones) entre el Emperador y Luke Skywalker. Desgraciadamente, no mucho ha cambiado hoy en día.

Cuando la película comienza, C-3PO (Anthony Daniels) y R2-D2 (Kenny Baker) están tratando de entrar al palacio del gángster Jabba the Hutt en el planeta Tatooine. Esto se debe a que él tiene el cuerpo congelado en carbonita de Han Solo (Harrison Ford), y la llegada de los droides no es más que parte de un plan de Luke Skywalker (Mark Hamill) y la princesa Leia (Carrie Fisher) para rescatarlo. Luego de mucha acción e intriga, y gracias a la ayuda de Lando Calrissian (Billy Dee Williams), nuestros héroes cumplen su cometido y logran escapar del desértico planeta.

Pero ya en el espacio, terminan dividiéndose: Luke decide regresar donde el Maestro Yoda (voz de Frank Oz) en Dagobah, mientras que los demás se reúnen con la Alianza Rebelde para tratar de decidir como afrontar su más reciente problema. Pues resulta que el Imperio está construyendo una nueva Estrella de la Muerte, y el Emperador Palpatine (Ian McDiamird) ha llegado a dicha estación especial para supervisar los trabajos junto a su aprendiz, Darth Vader (James Earl Jones). Es por ello que los Rebeldes ven una oportunidad para acabar con la nueva Estrella y todos los líderes del Imperio de una vez por todas, pero como pueden imaginarse, nada de esto resultará fácil, y menos ahora que Luke sabe la verdad sobre su supuestamente finado padre.

El problema principal que tengo con “El retorno del Jedi” es que mucha de la atmósfera y seriedad que funcionaron tan bien en “El Imperio Contraataca” han sido reemplazadas por un tono mucho más familiar e infantil. La resolución de la película es facilista, y depende de una revelación que, hoy en día, tiene sentido gracias a la existencia de las precuelas, pero que en los 80s debe haberse sentido absurda y apresurada. De hecho, el giro narrativo final está manejado de la manera más torpe posible, una instancia que demuestra que Lucas, quizás, no haya tenido la saga entera planeada desde un principio, pero que mejora (ligeramente) gracias a las explicaciones dadas en “La venganza de los Sith”. Una razón más para argumentar que las precuelas, de hecho, mejoran varios aspectos de las películas originales.

Adicionalmente, tenemos a los Ewoks, ositos de peluche que terminaron por reemplazar a los Wookiees (la especie del famoso Chewbacca, interpretado nuevamente por Peter Mayhew) debido a problemas de presupuesto. Su inclusión en la película es un claro ejemplo de lo centrado en el merchandising que estaba Lucas ya en los años 80, y resultan, para este crítico, incluso más desesperante que el mismísimo Jar Jar Binks. La batalla final entre los Ewoks y el Imperio, por ejemplo, no podría ser más absurda; es realmente difícil creer que los mejores batallones del Emperador podría perder un enfrentamiento con ositos que no cuentan con armas futuristas ni mucho menos. El hecho de que los Rebeldes casi no sufran de bajas (hay una única toma en donde vemos a un Ewok muerto) definitivamente no ayuda.

Desgraciadamente, los problemas de tono y excesiva infantilización del material se hacen evidentes desde las primeras escenas, y no son exclusivas del último tercio de la historia. El palacio de Jabba, por ejemplo, está lleno de criaturas grotescas, chistes de eructos, y un número musical gratuito que fue agregado para la Edición Especial, y que no podría sentirse más fuera de lugar. Mientras que “El Imperio Contraataca” favorece el drama humano y los problemas que atraviesan nuestros héroes, “El retorno del Jedi” parece estar más preocupado, por momentos, en presentar la mayor cantidad de monstruos, criaturas y ositos posible para vender más juguetes. No me tomen a mal, muchos de estos personajes funcionan (incluyendo al Rancor, el cual se ve involucrado en una emocionante pelea con un Luke capturado), pero a veces puede resultar excesivo.

No todas son malas noticias, felizmente. De hecho, “El retorno del Jedi” no es una película totalmente deficiente, y como se mencionó líneas arriba, dentro de todo, es superior al Episodio I. Las escenas en donde el Emperador trata de seducir a Luke al Lado Oscuro, aunque algo tediosas para los más pequeños de la casa, están muy bien actuadas y generan bastante tensión. Por otro lado, la batalla especial final es espectacular, de lo mejor que estas cintas originales tienen para ofrecer; la cantidad de naves en el espacio es muy superior a lo visto en los filmes previos, y se mueven de manera más dinámica y realista. Y la cinta cuenta con una secuencia de persecución memorable a través de los bosques de Endor, una escena verdaderamente emocionante y muy buen lograda para la época.

Adicionalmente, vale la pena admitir que “El retorno del Jedi” es la película mejor actuada de la Trilogía Original. Se nota que los tres protagonistas —Hamill, Ford y Fisher— han crecido junto a sus roles, y por lo tanto están muchísimo más cómodos interpretándolos que en los filmes anteriores. Hamill es particularmente efectivo; sabe muy bien cómo transmitir las dudas que van creciendo en su interior, oscilando entre el Lado Claro y el Lado Oscuro de la Fuerza, tratando de hacerle entender a su padre que todavía hay algo de bien en él. Desarrolla a Luke como un héroe torturado, complejo y muy poderoso, muy alejado del chico inocente al que conocimos en el Episodio IV. Incluso se le ve muy cómodo en las escenas de acción; destaca su escape de la nave de Jabba en Tatooine.

El Han Solo de Ford carece del sarcasmo que lo hacía tan memorable en las dos películas previas, pero esto se compensa con un trabajo dramático más sólido, especialmente a la hora de interactuar con Lando y Leia. Carrie Fisher nos muestra a una princesa Leia mucho más madura y segura de sí misma, capaz de ser más bondadosa de lo que uno creería inicialmente. Eso sí, y a pesar de lo icónico que terminó siendo, uno no puede evitar sentir que no hay razón bien justificada para que esté usando un bikini de metal durante sus escenas en el palacio de Jabba, por más desagradable que sea este último.

El Lando de Billy Dee Williams se ha convertido en un héroe más por el que vale la pena preocuparse (especialmente en la escena final del ataque a la segunda Estrella de la Muerte), y personajes como Chewbacca, R2-D2 y C-3PO están de vuelta para otorgarle algo de ligereza al asunto (lo cual funciona mucho mejor cuando los Ewoks no están presentes, claro está). Darth Vader es en este filme una figura mucho más trágica que intimidante (algo coherente, si uno toma en cuenta a las precuelas), por lo que el rol de verdadero villano termina llevándoselo el Emperador de Ian McDiamird. El personaje no será igual de manipulador acá que en el Episodio 2 ó 3, pero resulta fascinante ver su interacción tanto con Luke como con Vader.

Regresando un poco a las modificaciones que sufrió el filme en las Ediciones Especiales, se nota que “El retorno del Jedi” es la película más floja de las tres, ya que sufrió cambios bastante drásticos. Resaltan, por supuesto, el absurdo número musical mencionado anteriormente, pero también las escenas extras durante el desenlace del filme, que muestran las distintas reacciones al fin del Imperio en diferentes planetas de la galaxia. Estos planos sirven para conectar al filme con las entregas anteriores, y para hacer del final un evento más épico, de mayor escala. El peor cambio que sufrió “El retorno del Jedi”, sin embargo, es el “¡Nooooo!” adicional que le dieron a Vader en una de sus últimas escenas; es innecesario, y hace que un momento trágico y emotivo se torne absolutamente ridículo.

Tengo sentimientos encontrados hacia “El retorno del Jedi”. Por un lado, se trata de una película visualmente impresionante, bien actuada, llena de momentos memorables, y que a pesar de un par de contorsiones narrativas, logra concluir de manera bastante satisfactoria la historia que comenzó en “Una nueva esperanza”. Pero por otro lado, es demasiado parecida al Episodio IV (sí, incluso más que el VII), por lo que termina sintiéndose repetitiva y tediosa, y maneja un tono demasiado ligero (hasta infantil, por momentos), que juega en contra de la narrativa. “El retorno del Jedi” no es una decepción total, pero en comparación a las dos cintas anteriores, definitivamente se trata de un producto menor.

Avance oficial:

75%
Puntuación
  • Mi calificación

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