Rehenes

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Siempre iba a ser difícil hacer un documental sobre la toma de la residencia del embajador de Japón en Perú del año ’96. Es un tema controvertido, complejo, del que mucha gente tiene distintas opiniones, tanto políticas como sociales. Tratar de desarrollar un producto audiovisual que se sienta relativamente objetivo, y que no vaya a ofender a absolutamente nadie, iba a ser imposible; estoy seguro que muchos saldrán satisfechos de ver Rehenes, mientras que otros tendrán opiniones más fuertes, negativas.

En todo caso, es mi trabajo analizar el documental desde el punto de vista de un crítico de cine y no tanto a nivel político, y en ese sentido, puedo decir con cierta seguridad que Rehenes resultó ser bastante satisfactorio. Sí, puede resultar algo sorprendente el que el director Federico Lemos y compañía hayan decidido tomar en cuenta todas las perspectivas para efectos del documental —no muchos quieren escuchar la opinión de ex miembros del MRTA, por ejemplo—, pero a pesar de que claramente no comparto la misma opinión que muchos de ellos, tampoco puedo negar que su inclusión haga que la narrativa sea más balanceada.

En todo caso, Rehenes es un documental bien hecho, que logra enganchar al espectador, y que, al menos en mi caso, sirvió para recordarme de un evento que se llevó a cabo cuando tenía tan solo seis años de edad. Evidentemente no recuerdo mucho de aquella época; tengo algunos recuerdos de haber visto imágenes en la televisión, pero la toma de la embajada no es, para mi, algo que pueda decir haya vivido de cerca, ni que recuerde con mucha claridad. Rehenes, por ende, me mostró varios detalles que francamente ignoraba, y estoy seguro podrá ser disfrutado tanto por aquellos que hayan vivido los eventos ya de adultos, como por los que ni siquiera estaban vivos a principios de los años 90, o que eran demasiado pequeños.

La estructura del documental es bastante directa. Principalmente, se enfoca en narrar los eventos de la toma de manera bastante lineal. Comienza contando la razón por la que se celebraba una fiesta en la casa, los invitados que estaban asistiendo, y el contexto en la que se desarrollaba. De ahí, lógicamente se concentra más en los eventos de la toma en sí; los periodistas que se amontonaron alrededor de la residencia, la percepción del público, los esfuerzos por parte de la Cruz Roja, el cardenal Cirpiani (ugh…) y otros para brindarle ayuda a los rehenes, e incluso los actos de Alberto Fujimori. Pero más interesante, el documental no acaba ahí; también explora un poco las consecuencias de la toma, del rescate por parte de los comandos, y los reclamos de familiares (de miembros del MRTA, más que nada).

A la vez, de cuando en cuando el documental se detiene para explorar la historia de trasfondo de ciertos personajes, por así llamarlos, o para brindarle cierto contexto a la situación en la que se está enfocando. Esto resulta particularmente útil para aquellos espectadores que no estuvieron vivos —o dentro del país— en 1996, o para aquellos extranjeros que estén viendo el documental. Rehenes ahonda, aunque sea brevemente, en las razones por las que Fujimori fue elegido como presidente, por ejemplo, o en el contexto político y social en el que se llevó a cabo todo esto. Habla sobre las diferencias entre el MRTA y Sendero Luminoso, también, y todos los actos terribles que cometían a lo largo y ancho del país.

Lo cual, felizmente, no afecta en nada al ritmo del documental. De hecho, Rehenes se mueve a buen ritmo, explorando ciertos temas y ciertas situaciones de forma relativamente minuciosa, pero sin detenerse demasiado en detalles, para no aburrir al espectador. Esto resulta en un producto realmente entretenido, pero que podría resultar algo superficial para aquellos que estén buscando un análisis más a profundidad. El rescate de los rehenes, por ejemplo, es explorado desde el punto de vista de los mismos —entre los que se encuentran Francisco Tudela, canciller en aquella época, o Luis Giampietri—, e incluso de los periodistas que cubrían la noticia, pero no tanto de los militares o de los miembros del gobierno. Me hubiese gustado saber más detalles desde el punto de vista de estos últimos.

Afortunadamente, la elección de testimoniales para el documental funciona bastante bien. Los que resaltan más son los anteriormente mencionados Tudela —igualito a Robert Duvall— y Giampietri, pero el documental también cuenta con la participación de Juan Luis Cipriani —ugh, nuevamente—, el mismísimo ex embajador de Japón, varios periodistas, y hasta un ex miembro del MRTA. La idea detrás de esta selección de entrevistados es poder otorgarle una perspectiva balanceada a la narrativa, y hasta cierto punto, Rehenes lo logra.

Y creo que ese es uno de los aspectos que más me gustaron del documental: trata de presentar todos los puntos de vista, y de no casarse con ningún partido político ni inclinación política. Sí, da a entender que lo que hizo Fujimori para rescatar a los rehenes fue lo correcto —las conversaciones pacíficas nunca llegaron a funcionar del todo—, pero también condena algunas de sus acciones, incluyendo la matanza de varios miembros del MRTA cuando ya se habían rendido. Lo notable del documental es que el punto de vista de sus realizadores no parece filtrarse en ningún momento; ellos son los narradores de la historia, y las opiniones le pertenecen, más bien, a los entrevistados.

Rehenes es un documental que merece ser visto por cualquiera que esté interesado en saber más sobre nuestra historia reciente. No es necesario haber estado vivo o haber sido un adulto a principios de los años 90 para disfrutarlo; de hecho, creo que si uno sabe poco o nada sobre esta coyuntura o estos eventos, disfrutará incluso más de Rehenes. Fuera de lo superficial que puede ser por momentos, y de algunas escenas recreadas que me saltaron —en comparación a los videos y fotos de stock—, Rehenes es un documental cumplidor, y que estoy seguro generará mucha discusión entre sus espectadores.

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75%
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