Las Horas Más Oscuras

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Si realmente quieren tener un panorama completo de la evacuación de Dunkerque, lo mejor que pueden hacer es ver la extraordinaria “Dunkerque”, de Christopher Nolan, y “Las Horas Más Oscuras”. La primera provee una perspectiva in situ del evento, centrándose en los soldados y aviadores y marinos que estuvieron en las playas de Dunkerque durante el rescate, mientras que la segunda nos muestra las maquinaciones políticas que involucraron al primer ministro Winston Churchill y la Cámara de los Comunes para poder realizar la evacuación. Ambos filmes se complementan tan bien, que incluso podrían entrelazarse en algunos momentos.

Cabe mencionar, no obstante, que la cinta de Nolan es superior al más reciente estreno de Joe Wright, ya que provee una perspectiva fresca y distinta, desarrollándose como un filme de guerra atípico y extremadamente tenso. “Las Horas Más Oscuras”, por otro lado, aunque correcta, no resulta particularmente novedosa; la película se sostiene gracias a la magistral actuación central de Gary Oldman, quien convierte a su Churchill en una persona viva y llena de matices. Sin su trabajo, sin embargo, la producción se caería.

Lo mejor de “Las Horas Más Oscuras” es que, a diferencia del “bio-pic” promedio, decide concentrarse en un periodo de tiempo específico, en vez de tratar de abarcar demasiado en muy poco tiempo. El filme comienza con la resignación de Neville Chamberlain (Ronald Pickup) y nos narra todo lo que sucedió durante las primeras dos semanas y media de Winston Churchill (Gary Oldman) como primer ministro en el Reino Unido. Mientras que rivales como el vizconde Halifax (Stephen Dillane) quieren comenzar un acuerdo de paz con Adolfo Hitler, Churchill se mantiene agresivo y decide inspirar a su tropas a la pelear hasta las últimas, lo cual hará que se gane muchos enemigos, tanto dentro como fuera del gobierno.

Actores de la talla de Brian Cox (en la película “Churchill”) o John Lithgow (en la serie para Netflix “The Crown”) han interpretado a Winston Churchill de manera muy efectiva, pero ninguno llega a otorgarle la intensidad y verosimilitud que logra Gary Oldman con su interpretación en esta película. Con la ayuda de un trabajo de maquillaje impecable, Oldman verdaderamente se transforma en el primer ministro; todo, desde su caminata, hasta su manera de hablar y sus expresiones faciales, hace que uno se lo crea como Churchill. Solo tuvieron que pasar cinco minutos de película para que dejase de ver a un Gary Oldman maquillado y comenzase a experimentar a un Winston Churchill intenso y muy humano.

El reparto secundario es sólido, a pesar de que no pueden resaltar demasiado; “Las Horas Más Oscuras” es el show de Oldman, después de todo. La genial Kristin Scott Thomas es muy creíble como Clemmie, la esposa de Churchill; uno realmente llega a entender por qué esta mujer lo ha acompañado por tantos años. Sus personalidades se complementan a la perfección, y a pesar de que pelean con cierta frecuencia, ella siempre lo apoya. Ben Mendelsohn interpreta al Rey Jorge VI (interesante compararlo con Colin Firth en “El discurso del Rey”); Lily James está un poco desperdiciada como Elizabeth Layton, la ayudante de Churchill (lo ayudaba a redactar sus discursos en máquina de escribir), y Stephen Dillane es suficientemente intenso como Halifax, el principal rival de Churchill (junto a un Chamberlain relativamente cobarde, interpretado por Ronald Pickup).

No obstante, a pesar del gran trabajo que hace el reparto de la película —incluyendo al magnífico Oldman, claro está— uno no puede evitar pensar que “Las Horas Más Oscuras” no trae nada particularmente novedoso al género del drama político. El filme es, hasta cierto punto, previsible, y se concentra demasiado en la politiquería en Londres, sin mostrar de manera muy efectiva las consecuencias de las decisiones de Churchill y compañía. No es una película de guerra —y no necesitaba serlo—, pero ver los horrores de la guerra de manera más íntima hubiese resultado en una mayor sensación de tensión durante las escenas en las que el primer ministro tiene que tomar decisiones difíciles.

De hecho, el diálogo se encarga de recordarle a uno, con frecuencia, de que el Reino Unido está a punto de ser invadido por los Alemanes lo cual, desgraciadamente, nunca está bien desarrollado a nivel audiovisual. Ni el tono del filme, ni la estructura de la historia le permite a uno sentir la tensión que se supone los personajes están sintiendo debido a la amenaza de los alemanes. Los Nazis eran enemigos invisibles pero siempre presentes en “Dunkerque”; en “Las Horas Más Oscuras”, simplemente están ausentes.

Aparte de mostrarnos lo excelente que era dando discursos y manejando la política de guerra del gobierno del Reino Unido, “Las Horas Más Oscuras” también desarrolla la vida familiar de Churchill, lo cual ayuda a convertirlo en un ser humano creíble y no en una simple caricatura. Vemos su lado más oscuro —tanto con su esposa, como en una de las primeras escenas, donde lo vemos maltratar a una recién contratada Elizabeth—, pero también vemos su bondad y su tenacidad y su valentía. Como mencioné líneas arriba, su relación con Clemmie funciona debido a que ella es igual o más fuerte y necia que el, y su eventual amistad con el Rey sirve para otorgarle cierta ventaja a la hora de competir con sus más agresivos rivales.

Joe Wright dirige con mucho estilo, lo cual sirve para transformar escenas potencialmente sosas o repetitivas en ejercicios de malabarismo audiovisual. La película comienza con un plano muy ambicioso en la Casa de los Comunes, y el resto del filme desarrolla escenas de maneras igual de interesantes, haciendo uso de planos largos para mostrar las actuaciones centrales de la manera más natural posible. La dirección de fotografía es bellísima, y la banda sonora complementa perfectamente a la intensidad del trabajo de Oldman.

Más que como una lección de historia, “Las Horas Más Oscuras” sirve para que uno se adentre en la vida y la forma de pensar de Winston Churchill. El filme no hace un buen trabajo a la hora de presentar el contexto en el que se desarrolla la historia —razón por la que vale tanto la pena verlo junto con “Dunkerque”—, y tampoco logra desarrollar una palpable sensación de tensión o suspenso, pero se sostiene gracias a la magnífica actuación de Gary Oldman, quien realmente se transforma en Winston Churchill, dejando atrás a su personalidad verdadera. “Las Horas Más Oscuras” no será un filme histórico revolucionario o particularmente original, pero debería resultar interesante para los amantes de historia, o para quienes quieran ver al gran Gary Oldman en su mejor momento.

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