Basada en un cuento corto de Stephen King y dirigida por Mikael Hafstrom, “1408” es un thriller que recuerdo haber visto en su momento en el cine, pero que he disfrutado haber reencontrado en Netflix tantos años después (nota: según dicha plataforma de streaming, la película desaparecerá pronto de su servicio (para variar), así que si la quieren ver, mejor apúrense). Lo que tenemos acá, pues, es una cinta que quizás podría verse como una experiencia de terror gracias a todo su material publicitario, pero que en realidad termina desarrollándose más como una historia de suspenso psicológico, en la que su protagonista es acosado y desesperado por una entidad invisible que quiere, en pocas palabras, volverlo loco.
“1408” se toma su tiempo para establecer bien a su protagonista y sus intenciones, lo cual para este crítico está muy bien, pero lógicamente podría desesperar un poco a ciertos públicos. Mike Enslin (John Cusack, cuya carrera hace rato debería haber resucitado) es un escritor de libros sobre casos sobrenaturales: casa embrujadas, mansiones con historias de mucha muerte, y más. Dicho trabajo lo obliga a viajar por todos los Estados Unidos, buscando lugares que tengan algún tipo de historial perturbador. Es por eso que recibe un misteriosa carta que le advierte que no vaya a la habitación 1408 del Hotel Dolphin en Nueva York, por lo que, lógicamente, decide precisamente hacer eso.

En dicho lugar, se encuentra con el administrador del establecimiento, Gerald Olin (Samuel L. Jackson, quien prácticamente tiene una sola escena en toda la película), quien trata con todas sus fuerzas de convencerlo de que no se quede en la 1408. La habitación, al parecer, está maldita, y ha cobrado más de cincuenta (¡!) vidas desde que el hotel se inauguró. Mike no le hace caso, por lo que Olin termina llevándolo al piso catorce, y es cuanto nuestro protagonista entra al cuarto que (casi) inmediatamente comienzan a pasar sucesos extraños. ¿Pero lo peor? Mike parece ser incapaz de salir de la 1408 (la puerta simplemente no abre, sin importar qué haga el pobre hombre), por lo que se ve obligado a encontrar una manera, cualquiera, de sobrevivir la noche.
Como premisa, “1408” no carece de potencial. Después de todo, se trata de la historia de un hombre escéptico que se ve obligado a enfrentar sus demonios internos en, bueno, el interior de una habitación maldita en donde nadie ha sobrevivido más de una hora de corrido. Lo mejor de “1408”, aparte de eso, es que nunca revela explícitamente cuál es la naturaleza del cuarto. No sabemos si es un espíritu, un demonio o hasta el mismísimo Diablo el que la controla; se hacen comparaciones con los Círculos del Infierno de Dante, pero fuera de eso, la naturaleza de la 1408 queda como un misterio, y eso está muy bien. La idea es que el espectador percibe lo que Mike percibe y nada más, y lo más importante termina siendo lo que sucede en el interior del cuarto, y no necesariamente el porqué.
Y felizmente, Hafstrom hace un buen trabajo convirtiendo a la 1408 en toda una montaña rusa. Mike se encuentra con los espíritus de la gente que murió ahí años antes; ve cosas que se mueven solas; trata de salir por la ventana pero se da cuenta de que el exterior de la habitación ha cambiado; incluso trata de escapar por un túnel de ventilación lo cual, evidentemente, no funciona. La habitación juega con su percepción del mundo, y hasta lo obliga a ver visiones que nos ayudan a entender mejor al personaje. Básicamente, Mike perdió años antes a su pequeña hija, Katie (Jasmine Jessica Anthony), lo cual lo motivó a irse de casa y abandonar a su esposa, Lily (Mary McCormack). Dicha experiencia lo convirtió en un tipo cínico, al que aparentemente nada le importa y que no cree que nadie o nada.
Esto, evidentemente, es utilizado por la habitación para torturar a Mike, obligándolo a ver morir a su hija por segunda vez, y hasta manipulando sus intentos de comunicarse con Lily a través de un programa de videollamada en su laptop (sí, en el año 2007; Skype técnicamente salió en el 2003, así que supongo que es creíble hasta cierto punto). “1408” nunca llega a sentirse verdaderamente terrorífica, pero maneja un buen nivel de tensión, permitiéndole al espectador preocuparse por Mike, quien sabemos es, por lo menos, una persona completamente normal. No es poderoso ni invencible, y sabemos que mucha gente ha muerto antes en la 1408, por lo que sabemos es totalmente vulnerable a todo lo que sucede ahí. La mayoría del suspenso en “1408” se deriva de la vulnerabilidad, tanto física como psicológica, de Mike.
Ahora bien, como Mike pasa la mayor parte de la película solo (e interactuando con sucesos sobrenaturales y perturbadores), el filme lógicamente necesitaba a un buen actor para que cargue con la narrativa sobre su espalda, y es ahí donde John Cusack entra a tallar. El conocido actor interpreta a Mike como un tipo absolutamente cínico y escéptico, cuyas experiencias en la 1408 lo obligan a cambiar y reflexionar sobre su pasado, y específicamente, sobre su relación con Lily. Es un personaje que muy bien podría haber caído mal, pero que felizmente es interpretado con carisma y realismo por Cusack, quien convierte a Mike en un tipo claramente fallido y lleno de defectos, pero no necesariamente de malas intenciones. Su alcoholismo, por ejemplo, es cuestionable pero comprensible, y hasta es usado por la habitación para manipularlo.
“1408” es una experiencia tensa, visualmente compleja y bien actuada, que sin llegar a convertirse en un filme de verdadero horror, debería satisfacer a aquellos que estén buscando morderse las uñas durante casi dos horas. Ahora bien, del final se ha escrito mucho, y no pienso incluir spoilers acá, por lo que solo diré que el desenlace “estándar”, que es el que se incluye en la versión puesta en Netflix, es suficientemente satisfactorio sin ser demasiado pesimista o anticlimático. Los dos finales alternativos, que seguramente podrían encontrar online, tienen un tono algo distinto, por lo que agradezco no fueran incluidos en la cinta que se estrenó en cines. Al final del día, sin importar qué final prefieran, “1408” funciona como una experiencia de suspenso puro, y una gran demostración de los considerables talentos de John Cusack. Una pena que ya no se le vea en casi nada estos días; ¡su carrera merece una buena resurrección!
Avance oficial:
- Mi calificación