A estas alturas del partido, ya sabemos qué esperar de cada nueva película con Gerard Butler: diálogos lapidarios, tramas sencillas, y mucha acción. Es admirable, de hecho. Butler parece ser de los pocos actores contemporáneos en seguir interesados en el cine de mediano presupuesto. Sin meterse en los universos de los cómics, pero tampoco sin ser relegado al mundo del streaming o de las películas de cable, Butler ha logrado construir, poco a poco y sin llamar demasiado la atención, todo un nicho para sí mismo. Y lo mejor de todo es que parece estar pagando dividendos. Al ser sus películas relativamente baratas, no resulta difícil obtener ganancias y, por ende, seguir apareciendo en ellas. Es una fórmula clásica, pero que todavía funciona.
No obstante, con “Escape bajo fuego” parece haber querido hacer algo un poquiiito diferente. Colaborando nuevamente con el director Ric Roman Waugh, y haciendo también las veces de productor, Butler nos entrega ahora una cinta que no se contenta únicamente con presentarnos balaceras y explosiones. No, “Escape bajo fuego” intenta DECIRNOS algo, e intenta desarrollar un contexto político palpable para la historia que trata de desarrollar. No se trata, pues, de algo COMPLETAMENTE distinto a lo visto en cintas como “Alerta Extrema”, pero sí de algo que quizás sorprenderá a los fanáticos del escocés actor. En pocas palabras: “Escape bajo fuego” no es PURA acción, y más bien la consideraría como una suerte de thriller político, más interesado en el desarrollo del suspenso que en la adrenalina pura.
Ahora bien, el problema viene con esa nueva ambición, precisamente: “Escape bajo fuego” no es la película más emocionante del mundo. Sí, cuenta con algunas secuencias que vale la pena destacar, y tanto Butler como el reparto secundario lo dan todo. Pero hay algo en el trabajo de Roman Waugh, y especialmente en el trabajo de edición, que le resta emoción a la cuestión. Le falta propulsión a la película; le falta una sensación de urgencia que, considerando la narrativa, debería haber estado presente la mayor parte del tiempo. Es así, pues, que “Escape bajo fuego” se convierte en una esfuerzo loable, en un intento claro por parte de Butler de salirse (muy ligeramente) de su zona de confort. Pero también en una experiencia irregular, llena de momentos emocionantes, pero también de mucha redundancia y subtramas que son resueltas de manera decepcionante.
Butler interpreta a Tom Harris, un operativo de la CIA que ha estado trabajando en el Medio Oriente ya por un buen tiempo. Tanto así, de hecho que, cansada de no verlo, su esposa está punto de divorciarlo. Pero hayan salido bien las cosas con ella o no, Harris cuenta ahora con un solo objetivo: terminar su más reciente misión, y llegar a casa a tiempo para la graduación de su hija. Sus planes se ven alterados, sin embargo, cuando su contratista, Roman (Travis Fimmel) le pide involucrarse en una nueva misión justo antes de que salga del país. Debe juntarse con un traductor llamado Mohammad (Navid Negahban) para terminar de destruir las operaciones nucleares de Afganistán. Pero cuando son expuestos por una periodista llamada Luna Cujai (Nina Toussaint-White), no les quedará más que correr, desesperados por llegar hasta la ciudad de Kandahar en una pieza.
Por más de que “Escape bajo fuego” se lleve a cabo en un contexto interesante, no se puede negar que la cinta demora demasiado en arrancar. Hay demasiadas piezas que deben ser puestas en su lugar, no solo relacionadas a Harris y Mohammad, si no también a personajes secundarios que muy bien hubieran podido ser borrados. El filme se hubiese visto beneficiado por la eliminación de Luna, por ejemplo (cuya situación es presentada al inicio como importante, para luego desaparecer durante la mayor parte de la película), o también de un policía local llamado Fazard (Bahador Foladi), cuya historia de trasfondo termina teniendo menos relevancia de lo esperado. Con Harris, Mo y sus perseguidores teníamos suficiente; la inclusión de personajes secundarios innecesarios no hacen más que inflar a la película, y restarle urgencia y suspenso.
Porque si hay algo que “Escape bajo fuego” TAMBIÉN hace, es desarrollar con paciencia el contexto geopolítico en el que se encuentran los personajes. Por más de que exagere un poco con esto, no se puede negar, tampoco, que esto logra otorgarle un estilo muy bien definido a la producción, haciendo que quede MUY claro lo caótico que es el Medio Oriente hoy en día. Después de todo, Tom y Mo están siendo perseguidos por varias facciones locales; por fanáticos religiosos y por organizaciones militares. Y por supuesto, está también la CIA, la cual puede monitorearlos, pero sin involucrarse directamente. Acá no hay héroes ni villanos; solo gente que se encuentra en el gris medio, ambiciosa y destructiva.
Butler, como siempre, da una buena interpretación. Alejándose bastante de sus héroes de acción a los que nos tiene acostumbrados, interpreta a Harris como un hombre eficiente pero que ha visto demasiado, y que ahora solo quiere salir de Afganistán para regresar donde su hija. Sus motivaciones son algo estereotipadas para una película de este tipo, y sin embargo funcionan. Por su parte, Fazard Asadi interpreta a Mo como la contraparte perfecta para Harris —un hombre también interesado en su familia, pero menos involucrado en los conflictos locales. (Eso sí, da pena que una de sus motivaciones principales para estar en el país nunca es resuelta; una decisión francamente inexplicable). Y por supuesto, siempre me dará gusto ver a Corey Johnson (“La Momia”, “Capitán Phillips”, “Vuelo 93”, “El Ultimátum de Bourne”, y muchísimas más), el actor secundario por excelencia, en una nueva película —esta vez como un agente de la CIA que termina tomando decisiones inesperadamente importantes.
Sin embargo, y como se dio a entender antes, el problema principal de “Escape bajo fuego” es que carece de la intensidad suficiente como para que uno de verdad se involucre en el conflicto central. Nos quedan claras las motivaciones de ambos protagonistas, pero la narrativa se desarrolla de tal manera que nunca se sienten como personajes que DEBEN llegar a Kandahar, sí o sí y a toda costa. Esto tiene que ver mucho con el ritmo de edición, que por momentos carece de energía, pero también con la manera en que los personajes principales se relacionan a sus antagonistas y obstáculos. Por ejemplo, tenemos a Kahil (Ali Fazal), uno de los perseguidores de Tom y Mo, quien no hace absolutamente NADA hasta el final de la película… solo andar en moto. Y los demás perseguidores son igual de pasivos —no se llegan a sentir como fuerzas formidables de las que nuestros protagonistas deben escapar rápidamente.
Lo cual es una pena, porque “Escape bajo fuego” no carece de buenas ideas. Es más, el simple hecho de que Butler y Waugh hayan querido hacer algo distinto, menos bombástico y en teoría más serio, en el mismo contexto en el que siempre trabajan —el cine de mediano presupuesto del que cada vez se ve menos— es digno de ser admirado. Pero no puedo dejar de considerar a “Escape bajo fuego” como un producto final fallido, de intensiones interesantes, pero ejecución demasiado irregular. Sin tan solo fuese más tensa, y si le hubiesen removido algunos personajes secundarios innecesarios, estoy seguro que la película hubiese terminado siendo considerablemente más redonda. Tal y como está ahorita, sin embargo, solo se la puedo recomendar a los fanáticos acérrimos del buen Gerardo —o a quienes no tengan nada que hacer un día de ofertas en el cine (usualmente los martes).
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