Párvulos: hijos del Apocalipsis

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Dirigida por Isaac Ezban, la mexicana “Párvulos: hijos del Apocalipsis” se desarrolla como una atípica historia de zombies que mezcla varios géneros, tonos y estilos con un resultado final bastante mixto. No se puede negar la ambición del proyecto, especialmente por la forma en que trata de ir en contra de ciertos clichés que uno podría esperar de este tipo de cine. Pero a la vez, al tratar de hacer tanto en menos de dos horas, el filme no logra cuajar ni sentirse como un producto completamente redondo, fallando a la hora de desarrollar un vínculo emocional fuerte con el espectador. Algo que debería sentirse especial, entonces, termina percibiéndose más bien como un filme interesante y diferente, pero irregular.

“Párvulos: hijos del Apocalipsis” se lleva a cabo, apropiadamente, en un mundo posapocalíptico. Resulta que, años antes, una pandemia acabó con buena parte de la población del planeta, y el resto se convirtió en zombies sedientos de sangre y carne humana. Nuestros protagonistas son tres niños de distintas edades; tres hermanos que viven en una cabaña en medio del bosque, y solo intentan sobrevivir. El mayor, el adolescente Salvador (Farid Escalante Correa) es el líder del hogar, encargado de cazar animales (¡hasta perros!), despellejarlos, y alimentar a los demás con su carne. El del medio, Oliver (Leonardo Cervantes) es curioso y tiene más o menos los mismos conocimientos que su hermano mayor. Y el más pequeño, Benjamín (Mateo Ortega Casillas) se muere por ver qué es lo que sus hermanos esconden en el sótano de la casa.

Y si es que han visto cualquier película de zombies o supervivencia, seguro que adivinarán rápidamente que es lo que se esconde en dicho sótano, especialmente gracias a los gritos que se escuchan de cuando en cuando, y por más de que “Párvulos: hijos del Apocalipsis” intenta guardarlo como una suerte de sorpresa. Es ahí donde nos encontramos con uno de los primeros defectos del filme: en que Ezban no parece confiar mucho en su público, asumiendo que ciertos elementos narrativos serán sorprendentes para ellos, cuando en realidad claramente han sido inspirados por muchas otras películas de similar corte.

Basta con decir, entonces, y sin considerarlo como un spoiler, que en el sótano de la casa los dos hermanos mayores están “guardando” a sus padres infectados. Y es debido a la curiosidad —y necedad— de Benjamín que estos eventualmente se liberan. Es a partir de dicho suceso que la película cambia de tono por primera vez; pasa de sentirse como una historia de supervivencia, inspirada aunque sea parcialmente en “El Señor de las Moscas”, a ser una suerte de sátira del cine de zombies, en la que vemos cómo los tres chicos tratan de “domesticar” a sus padres infectados, tratando de darles comida normal, y hasta organizando una cena navideña supuestamente normal. Pasamos, entonces, de lo absolutamente serio y parco a lo oscuramente gracioso, lo cual se siente increíblemente súbito y hasta extraño.

Pero eso no es todo. Otro plot point importante de la película involucra a la llegada de Valeria (Carla Adell), una chica que intenta convertirse en parte de la familia de los chicos, dándoles consejos y, por qué no, aprovechándose de las hormonas de Salvador. Lo que muy bien podría haberle otorgado una nueva e interesante dinámica a la vida diaria de nuestros protagonistas, es más bien utilizado por un breve momento y descartado de forma chocante y sangrienta. No es que quiera acusar a Ezban de machista ni mucho menos, pero a la vez, no se puede negar que la forma en que utiliza al único personaje femenino de la historia es… cuestionable. Valeria daba para más, pero al final del día, es desperdiciada.

¿Y qué hay del tercer acto de “Párvulos: hijos del Apocalipsis”? Pues es ahí donde volvemos a cambiar de tono, pasando de la sátira graciosa y un breve momento hormonal con Valeria, a la llegada de un grupo de fanáticos religiosos que quieren eliminar a todo aquel no consideren como parte de su culto. Es gente que aparentemente cuenta con la cura para la infección (conveniente), pero que no está muy interesada en compartirla. Son antagonistas que llegan demasiado tarde, y que a pesar de resultar interesantes, podrían haber sido mejor aprovechados. Eso sí, uno de ellos cuenta con un discurso muy bien actuado y suficientemente intenso, y el grupo en general termina poniendo en suficientes aprietos a los chicos. Esto resulta en un clímax inesperado, violento y apropiado para este tipo de historia.

Ahora, no quiero sonar demasiado negativo, por lo que me desharé de mi última queja: por alguna razón, Ezban decidió que el lore de su película necesitaba un origen para la infección mundial que podría percibirse como un discurso antivacunas. En pocas palabras: en cierta escena se explica que la infección zombie comenzó debido a la distribución de una vacuna mal hecha luego de una pandemia. Considerando el discurso francamente absurdo de la gente antivacunas hoy en día, honestamente, este tipo de ideas son lo último que necesitamos para que esas personas se sientan validadas.

Muy aparte de eso, y nuevamente, aunque mi crítica podría sonar algo negativa, debo admitir que no la pasé mal con “Párvulos: hijos del Apocalipsis”. Consideren, si no, el estilo visual del filme, el cual hace un buen uso de una imagen de colores muy desaturados (casi en blanco y negro) y lentes angulares que deforman los bordes del encuadre. Además, el trabajo de maquillaje es superlativo, tanto así que la película incluye varios momentos de gore que me perturbaron a sobremanera (cosa que no me pasa con frecuencia). Y felizmente, las actuaciones en general son bastante buenas, con el trío principal de niños interpretando a sus personajes de forma sumamente creíble, desarrollando una química palpable que muchos hermanos de la vida real seguramente reconocerán.

“Párvulos: hijos del Apocalipsis” termina siendo, pues, una experiencia mixta. Por un lado, se trata de un filme narrativamente original que logra hacer mucho en poco tiempo, y que maneja un estilo visual distintivo, con un excelente trabajo de maquillaje y gore. Pero por otro lado, la historia incluye decisiones narrativas con un mensaje antivacunas francamente inexcusable, y el manejo de diferentes tonos y estilo no resulta en un producto final que llegue a sentirse cohesivo. Aprecio las considerables ambiciones de “Párvulos: hijos del Apocalipsis”, y da gusto ver una película latinoamericana así de “grande”. Pero por todo lo ya mencionado, no puedo decir que se trate de una producción completamente recomendable.

Nota: Vi este film gracias a un screener cortesía de Firebook Entertainment.

Avance oficial:

60%
Puntuación
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