Lilo y Stitch (2025)

0

Había una pregunta que no me podía dejar de hacer mientras veía el más reciente remake con actores de carne y hueso de Disney: ¿para qué? ¿Para qué hicieron esta película? Obviamente la motivación principal para rehacer estas historias años después y con actores reales es monetaria, pero considerando el fracaso comercial de filmes como “Blancanieves”, Disney debería estar ya dándose cuenta de que no vale la pena hacerle remake a todos sus filmes animados, ¿no? Después de todo, por cada “Cenicienta” o “Aladino”, obtenemos algo como “Lilo y Stitch”: una cinta que nunca logra justificar su existencia, por más de que cuente con un reparto notable o efectos visuales decentes.

Ahora bien, una aclaración: a mi me gusta la película animada original de “Lilo y Stitch”. Se trata de una adorable historia sobre la importancia de la familia, que además es presentada a través de bellísima animación en 2D. Y por supuesto, la película se ve beneficiada por la presencia del alienígena Stitch, una de las creaciones menos convencionales de Disney, pero que con el tiempo se ha ido convirtiendo en uno de sus iconos mas reconocibles y divertidos. No se trata necesariamente de un clásico, pero sí de un filme que puede ser visto una y otra vez, y que además, a falta de una mejor expresión, se siente muy animado. Es decir, se siente como el tipo de historia que solo podría ser narrada a través de la animación.

Algo que este remake, por supuesto, no ha hecho más que validar.

Al comenzar la película, vemos a la pequeña Lilo (Maia Kealoha) viviendo en la isla de Hawai junto a su hermana menor, la siempre ocupada Nani (Sydney Elizabeth Agudong). Las chicas perdieron a sus padres un tiempo atrás, por lo que la segunda se encarga ahora de cuidar a la primera, lo cual no le está saliendo del todo bien. Después de todo, a Lilo le cuesta mucho hacer amigos, y hasta pasa por una situación muy incómoda con otras niñas durante un show de danza tradicional hawaiana. Y lo que es peor: una trabajadora social, la Sra Kekoa (Tia Carrere) las visita en su casa y les dice que, si no logran mejorar su situación y pagar todas las cuentas que deben, se verá en la obligación de separarlas.

Es por todo eso, pues, que Lilo le pide un deseo a lo que ella cree es una estrella fugaz (¡quiere tener un amigo de verdad!), pero en realidad es la nave de Stitch (voz de Chris Sanders), el también llamado Experimento 626 que se está escapando de la Federación Galáctica de aliens que quiere destruirlo. Sin mayores planes en mente, el bicho termina quedándose en un refugio animal, donde Lilo lo encuentra y escoge. Es así que se convierten en grandes amigos, pero también en todo un dúo destructivo, lo cual no hace más que irritar a la pobre Nani. Pero lo que ninguna sabe es que tienen un problema adicional: Stitch (y por ende Lilo) está siendo perseguido por dos alienígenas camuflados de humanos que se lo quieren llevar de regreso al espacio, el serio Dr Jumba (Zack Galifianakis) y el bonachón experto en humanos, Pleakley (Billy Magnussen).

Lo curioso de esta nueva versión de “Lilo y Stitch” es que intenta ser fiel al filme original, pero a la vez introduce cambios que podrían llegar a molestar a los fanáticos del personaje y su primera aventura. No quiero incluir spoilers acá, por lo que solo diré que la película es suficientemente fiel a lo que vino antes hasta que llega al final. El desenlace termina traicionando al mensaje original de la historia, dejando al espectador con un desagradable sabor de boca, como si lo que se estuviese tratando de transmitir no fuese del todo satisfactorio. Entiendo que en un proceso de adaptación tienen que haber cambios (de lo contrario, ¿cuál es el punto de volver a contar la misma historia?), pero considero que el mayor cambio en “Lilo y Stitch” es justamente el que menos funciona.

Fuera del final, sin embargo, la mayor parte de la película se lleva a cabo igual que el filme animado, lo cual, por supuesto, no hacía más que motivarme a preguntarme ¿para qué? a cada rato mientras la veía. “Lilo y Stitch” se siente como una interpretación menos enérgica de la cinta animada, con una dirección de fotografía francamente plana (no le hubiese hecho mal tener un manejo más intenso de los colores, por ejemplo), y movimientos de cámara sorprendentemente torpes. Puede que estos sean solo detalles para ciertos espectadores, pero me sorprendió que en algunos sentidos, “Lilo y Stitch” se vea algo barata, lo cual supongo tiene sentido considerando que el proyecto comenzó como una película original para Disney Plus (para luego, por supuesto, ser cambiada a un estreno para cines).

El casting en general es bueno, por lo menos. Maia Kealoha es suficientemente adorable como Lilo, interpretándola como una verdadera niña: feliz, enérgica y por momentos hasta un poco irritante (esto último es culpa del trabajo de dirección y no de la niña, por supuesto). Lo mejor, en todo caso, es que la química entre ella y Sydney Elizabeth Agudong es palpable, lo cual hace que su relación de hermanas sea totalmente creíble. Esta última, de hecho, da una interpretación verosímil y emotiva, lo cual, curiosamente, hizo que empatizara más con sus problemas económicos que con todo el rollo del pequeño alienígena en la Tierra. Del reparto secundario resaltan Tía Carrere como la trabajadora social, Courtney B. Vance como el agente de la CIA Cobra Bubbles (gran nombre), y un siempre emocionado Billy Magnussen como Pleakley. Zack Galifanakis, por su parte, parece estar completamente desinteresado en la película, actuando con la energía en el subsuelo, como si lo hubiesen obligado a aparecer en “Lilo y Stitch”. Y Jason Scott Lee tiene un cameo enano; ¡ni siquiera le dan una sola línea de diálogo!

“Lilo y Stitch” no es la propuesta más ofensiva del mundo. Al menos trata de contar una historia de forma emotiva y humana, a diferencia de algo como “El Rey León”, que fue más una demo tecnológica que una verdadera película. Pero a la vez, se trata de un filme tan plano, tan previsible y por momentos tan desesperante, que demuestra de forma muy clara que hay historias que solo pueden funcionar en el mundo de la animación. O que quizás necesitarían de una reestructuración y cambios tan grandes para funcionar en el mundo real, que igual no deberían ser hechas porque enfadarían a demasiados fanáticos. En todo caso, si ya decidieron que irán a ver “Lilo y Stitch”, no creo poder hacer mucho para disuadirlos; solo sepan que no se trata ni del peor ni del mejor remake de Disney hasta el momento. Es decir, pudo ser mucho peor… pero también pudo ser mucho mejor.

Avance oficial:

50%
Puntuación
  • Mi calificación

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.