Festival de Cine de Lima: Entrevista a Rodrigo Sepúlveda

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En el marco del 19 Festival de Cine de Lima, tuve una interesantísima conversación con Rodrigo Sepúlveda, director chileno que competía en la sección oficial de ficción con la película Aurora.

Una versión resumida de esta entrevista fue publicada en la edición número 4 de la Revista Vértigodel Centro Cultural PUCP. A continuación les presento la entrevista completa.

Rodrigo Sepúlveda (izquierda) y yo (derecha), después de la entrevista

¿Cómo comenzaste a desarrollar el proyecto de Aurora? ¿Está basado en algún episodio real? 

Esta película está basada en una historia real, en una noticia que leí en un periódico en el sur de Chile el año 2005, y me impactó mucho. Yo leí la noticia cuando ella ya lo había enterrado [al bebé], entonces comencé a investigar más noticias de este diario y encontré el día que había aparecido esta criatura muerta. Y contacté a la persona original, primero pensando que podría ser un buen material para un documental. Y cuando la conocí y conversamos muchas horas, volví con la certeza de que quería escribir una película de ficción.
¿Ella estuvo involucrada en el proceso de creación de la película?

Yo tuve una primera conversación muy larga con ella, me fui a mi casa En Santiago, me puse a escribir el guión, y no lograba entenderla a ella. Entonces la llamé y le dije que necesitaba hablar de nuevo con ella. Y cuando la vi, le dije que no lograba entender por qué ella hizo lo que hizo. Fue ahí que me contó algo que no había hecho público antes, que ella había sido violada a los 15 años, y que no tenía útero, razón por la cual no podría tener hijos. Y que ella sentía que al enterrar a esta niña muerta, estaba realizando un actor de reparación con ella y con las madres Chilenas. Entonces fue ahí que se me armó la película y pude terminar de escribir el guión.
¿Y cuál dirías que es la razón por la cual te llamó hacer esta película?

Yo me lo he preguntado mucho. Es como el amor, no tiene mucha explicación. Yo la conocí a ella, me vio, me tomó la mano y se puso a llorar, y me dijo “gracias por estar aquí”. Tenía un nivel de compromiso sin saber nada. Pero bueno, esta película la comencé a escribir antes de que estuviera todo este movimiento del Ciudadano Desconocido, una cosa muy linda que está pasando en Chile y en Latinoamérica. Los “Sin Voz” se están levantando. Y eso me interesó, una mujer sola contra el estado, una mujer que pelea para hacer una cosa tan digna como enterrar a un niño, darle una tumba a un niño. Y eso me gustó mucho; había una dignidad en ella, una dignidad en el gesto que era muy linda.
En ese sentido, ¿la creación del guión se ciñó estrictamente a lo real, o se trató de un proceso más libre?

La historia central es igual a lo que Bernarda (así se llama ella) me contó. Pero claro, yo me tomé algunas libertades. Yo quise que ella fuera profesora de arte de colegio para verla primero rodeada de niños, para que se viera su relación. Y yo quise que no se entendiera bien cuál era la profesión del marido; el marido está ahí, apoyándola, solo conteniendo. Esto pasó en una casi-ciudad en Chile entonces lo más interesante también fue cambiarlo a un pueblo más pequeño donde está esta estructura de esta tierra baldía, de las hidroeléctricas, de los muelles. De algún modo quería jugar con esta idea de un cuerpo estéril en una tierra baldía.

¿Cuál fue tu acercamiento a la hora de filmar esta historia?

Es mi tercera película, pero se repiten los actores, y eso para mí es muy grato porque es como filmar en familia. Hay un trabajo de mesa cuando uno conversa con los actores, y como ellos ya son mis amigos, eso me ayuda mucho. Ahora, me costó entender la estética de la película. Reconozco que cuando le empecé a escribir esta pensando en algo específico, porque como había estado pensando en hacer un documental primero, tenía en mente más cámaras en mano, otro estilo. Pero de ahí me di cuenta que como la historia es tan brutal, tan dura, tome la decisión de hacer una película terriblemente estética. Y otro es que decidí alejar la cámara un poco del personaje, para respetar una cierta intimidad en ella. No quería hacer una película manipuladora, quería mostrar algo pero sin opinar. No quería juzgar, quería que el público se fuera a su casa y pensara que esta mujer estaba absolutamente loca, o que esta mujer era una santa. Pero que esta decisión la haga el público, no yo.

¿Desarrollaste esta película con un género en particular en mente?

Es una historia bastante lineal. Pero si me preocupó mucho que cada encuadre, que cada toma estuviese bien planificada. No hubo storyboards, pero me demoré tanto en filmar la película, y visité tanto las locaciones, que ya me la sabía de memoria. De hecho, a las últimas dos visitas llevamos plan de rodaje y no necesitábamos ni leerlo.
¿Cuál dirías que es el estado de la industria cinematográfica en Chile?

El estado de la industria cinematográfica en Chile goza de muy buena salud; estamos haciendo muchas películas. Y el estado de la distribución de las películas en Chile… estamos a punto de morir. [Risas.] El año pasado se hicieron casi 40 largometrajes, pero no había donde pasarlos. Las multi-salas te sacan a patadas al tercer día y yo creo ese es el problema principal de cine independiente a nivel mundial. No existe cultura de cine independiente. La última película de Pancho Lombardi que vimos en Chile debe haber sido Tinta Roja en un Cine-Arte; no hemos visto cine peruano, ni coreano ni Brasileño. No hemos visto nada hace muchos años. Y eso es gravísimo, porque para eso hacemos cine, para que se vea.

En Chile hay muy pocas salas. En París, hay alrededor de 1800, 2000 salas independientes. En todo Chile, hay 18. Y de esas salas, que tengan buena proyección y buen sonido, ya es otro tema. Vamos a terminar como vendedores viajeros, mostrando nuestra película casa por casa, si no hacemos algo al respecto.
¿Cómo fue el proceso de participación de Aurora en el Festival de Cine de Lima?

Esta película ganó el año pasado en Sanfic y cuando ganamos el el Work in Progress de Toulouse, y tuve oportunidad de conocer peruanos que estaban también allá, había una película que se llamaba NN [de Héctor Gálvez.] Me encantó. Me dio mucha, mucha pena haberles ganado. Y ellos me hablaron de este Festival, por lo que yo pedí que postuláramos. Y bueno, el Festival está buenísimo. Es súper completo, tienen a Herzog acá, una sección de Orson Wells, a Ripstein… muy buen festival. Y me han atendido estupendo. Como atienden en Perú.

 

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