Santa y Andrés – FESTIVAL DE CINE DE LIMA 2017

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Escrita y dirigida por Carlos Lechuga, “Santa & Andrés” es un filme sobre la represión de la homosexualidad en la Cuba de los años 80, y también una historia sobre liberaciones personales, sobre una relación que logra trascender las diferencias ideológicas, aunque sea por un breve momento. Es un drama minimalista de ritmo lento, que debo admitir me perdió por momentos, pero que a fin de cuentas, logra cumplir sus cometidos temáticos y de desarrollo de personajes a través de interesantes momentos íntimos.

Santa (Lola Amores) es una campesina treintañera que trabaja en una granja estatal en la Cuba de 1983. Andrés (Eduardo Martínez) es un escritor homosexual cincuentero odiado por el gobierno. La primera es enviada para observar al segundo durante un Foro por la Paz que está a punto de desarrollarse en su zona, para evitar que realice cualquier tipo de acción pública opositora. Inicialmente no habrá mucha comunicación entre ellos, pero como deben imaginarse, poco a poco irá desarrollándose una relación que pondrá en duda la lealtad de Santa a la ideología de la revolución.

“Santa & Andrés” está claramente inspirada —o mejor dicho homenajea— en las historias de distintos artistas o escritores rebeldes que fueron censurados por la revolución. En este caso, Andrés es censurado por su trabajo previo —según él, ahora ya no escribe, y se dedica a vivir una vida sencilla, sin muchas posesiones y con poco contacto humano—, y tiene que esconder su homosexualidad de un gobierno que no tolera lo diferente. Piensa mucho en el pasado, en sus amigos muertos, pero trata de reprimirlo todo para sobrevivir, para hacer tiempo hasta que sus planes puedan cumplirse y pueda, de alguna u otra manera, escapar.

Santa interrumpe sus planes, y es la causa de algunos eventos bastante traumáticos para Andrés, pero uno nunca llega a sentir que logrará hacerle cambiar de opinión. Por mucho que lo niegue, Andrés sigue siendo la misma persona, el mismo revolucionario, pero también es capaz de ser sincero con alguien que, al menos inicialmente, no piensa igual que ella. Curiosamente, al ser un filme de diálogo limitado, Andrés casi no expresa sus opciones de manera abierta o explícita; uno entiende quién es debido a sus acciones, a sus secretos, y a algunos recuerdos que tiene de su vida pasada.

Como muchas otras cintas independientes, “Santa & Andrés” no cuenta con una narrativa tradicional de tres actos. El filme no está particularmente interesado en contar una historia que atraviese los típicos obstáculos de cualquier otro producto audiovisual de ficción; más bien, prefiere presentarse como un fragmento de la vida de estos personajes, en el que suceden distintos eventos que los cambiarán para siempre.

Eso sí, las consecuencias parecen ser mucho más importantes en Santa, quien comienza el filme com una persona que cree firmemente en sus ideales, alguien que planea probarle a todo el mundo que es capaz de hacer su trabajo de la manera más firme posible, sin equivocarse y sin tomárselo de manera muy personal. Para el final de la película, sin embargo, la presencia de Andrés le ha permitido ver al mundo (y especialmente a Cuba) de manera distinta; resulta que los “enemigos” no son los monstruos que le habían pintado ni los revolucionarios violentos y fríos. Son, como Andrés, capaces de sufrir y sentir amor y nostalgia.

Tanto Amores como Martínez hacen un buen trabajo interpretando a sus respectivos personajes, tratando de darles algo de humanidad en un contexto donde la gente era vista de un modo muy “blanco y negro”: o apoyabas a la revolución, o eras un disidente. No había un intermedio, y no había manera de conversar las cosas, aparentemente. Es interesante ver la manera en que la película muestra estos dos lados del conflicto: Andrés pelea con la palabra escrita, mientras que los representantes del gobierno pelean con agresión y violencia tanto psicológica como física. Ningún lado es mostrado como “el bueno” o “el malo”, sin embargo; por algo, cada protagonista pertenece a una ideología diferente (Santa ciertamente no es igual de violenta que sus compañeros).

No obstante, si hay algo que le impide a “Santa & Andrés” en convertirse en un largometraje verdaderamente fascinante, es precisamente ese minimalismo narrativo mencionado líneas arriba. La película comienza introduciendo la premisa de manera breve y efectiva —Santa tiene que vigilar a Andrés todo el tiempo—, pero es durante el medio que el ritmo se vuelve casi insufriblemente lento, poniéndole un pare a la historia, tornándose repetitivo, sin un claro rumbo qué seguir. Me cuesta admitir que comencé a cabecear durante esta sección de la cinta —y créanme cuando les digo que definitivamente no era el único—, pero felizmente las cosas mejoran mucho durante la última media hora de metraje.

“Santa & Andrés” es un interesante pero decepcionantemente irregular estudio de dos personas reprimidas durante la revolución cubana en los años 80. Las actuaciones son sólidas y el estilo visual de Caros Lechuga es limpio y directo, pero hubiese apreciado una narrativa con un rumbo algo más claro; le hubiese dado más que a hacer a sus personajes, quienes llegan a liberarse —ya sea física o mentalmente— para el final de la historia, pero luego de atravesar pasajes frustrantemente tediosos. “Santa & Andrés” claramente tiene mucho qué decir sobre la historia de Cuba, y para aquellos que no sepan mucho sobre ello, resultará particularmente intrigante.

 

Avance oficial:

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