Star Wars: Episodio IV – Una Nueva Esperanza

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“Star Wars”. O como se le conoce hoy en día: “Star Wars: Episodio IV – Una Nueva Esperanza” (sí, ese es el título oficial, acéptenlo, puristas). Una de las películas más influyentes del cine norteamericano, EL filme que, junto a “Tiburón”, de Steven Spielberg, definió al blockbuster moderno. Una de las historias de éxito más famosas que jamás se hayan llevado a cabo, y el principio de una de las franquicias más lucrativas de la historia, tanto así que ahora la megacorporación Disney es su dueña.

Mucho se puede decir sobre lo importante que es “Star Wars” a nivel histórico: la manera en que revolucionó el desarrollo de efectos especiales y visuales; cómo se influenció en el trabajo de Joseph Campbell y en incontables leyendas e historias más desarrollar un concepto previsible, pero a la vez fresco; e incluso cómo ayudó a cementar la manera en que los blockbusters son hechos hoy en día, desde el trabajo de preproducción y post, hasta las campañas de marketing y, por supuesto, la venta demerchandising.

Pero este texto no tratará sobre eso (aunque algún día me encantaría escribir sobre esos temas, dicho sea de paso). No, lo que a este crítico (y, debo admitirlo, fanático de la saga) le interesa es evaluar, aunque sea de forma superficial (para no malograrle la sorpresa a los cuatro gatos que todavía no han visto la película), los méritos de tan relevante y popular cinta. ¿Es “Star Wars” tan buena como todos nos han dicho? ¿Cómo se compara con sus precuelas y secuelas y spin-offs? ¿Han logrado estas cintas posteriores eclipsar a la original, o todavía funciona como una historia de aventuras y fantasía?

El protagonista de “Una nueva esperanza” es Luke Skywalker (Mark Hamill), un granjero de vapor que vive en el planeta desértico de Tatooine con sus tíos, Owen (Phil Brown) y Beru (Shelagh Fraser). Su vida parece ser de lo más aburrida y tediosa, hasta que su familia compra unos droides, R2-D2 (Kenny Baker) y C-3PO (Anthony Daniels) que llevan un mensaje grabado por la mismísima Princesa Leia (Carrie Fisher): ésta necesita la ayuda del afamado Jedi Obi-Wan Kenobi (Alec Guinness).

Dicha grabación lleva a Luke y sus nuevos amigos robots a conocer a dicho Caballero, quien le cuenta que conoció a su padre de joven, y le regala su sable láser. Debido a que Kenobi está muy viejo para viajar solo, convence a Luke de acompañarlo a Alderaan, el planeta de la princesa. Son llevados por el contrabandista Han Solo (Harrison Ford) y su copiloto, el Wookiee Chewbacca (Peter Mayhew). Una vez que salen al espacio y se dirigen al planeta, sin embargo, se encuentran con una sorpresa: el mundo de Leia ya no existe, ya que fue destruido por la Estrella de la Muerte, una estación espacial del tamaño de una luna, controlada por el Gran Moff Tarkin (Peter Cushing) y el Lord Sith, Darth Vader (voz de James Earl Jones).

Es aquí que nuestros héroes deben tratar de rescatar a la princesa, quien se encuentra prisionera en la Estrella de la Muerte, y decidir si se unirán a su Alianza Rebelde, la cual planeta atacar a la estación especial y evitar que esta termine destruyendo el planeta en donde se encuentra su base, Yavin IV. El inocente y entusiasta Luke parece estar dispuesto a todo, pero Han Solo no será tan fácil de convencer.

La razón por la que “Una nueva esperanza” terminó siendo tan popular cuando se estrenó en 1977 es que nadie nunca había visto nada similar antes. Sí, el filme claramente toma influencias de historias como “Flash Gordon”, pero presenta su propio concepto de forma fresca, entretenida y visualmente espectacular. Antes de esta película, no muchos tomaban a la ciencia ficción como un subgénero cinematográfico serio. Solo cintas como “2001: Una odisea en el espacio” eran consideradas como productos verdaderamente artísticos, y eso era porque trataban de alejarse de la “ficción” para favorecer a la “ciencia”. “Una nueva esperanza”, no obstante, no quería hacer nada de eso.

Desde la primera escena del filme, en la que vemos un Star Destroyer del Imperio persiguiendo a la nave de la Princesa Leia, el primero cubriendo casi todo el encuadre con su enormidad, y la segunda volando a toda velocidad, siendo atacada por lásers que causan explosiones en su superficie, uno se engancha con la película. Cada escena de acción, cada secuencia en el espacio exterior cuenta con una agilidad y energía y, por qué no, verosimilitud que nunca se habían visto en producciones similares anteriormente. El hecho de que Lucas y compañía tuviesen que inventar cámaras de movimiento controlado para poder utilizar planos con movimiento en las escenas de mayores efectos visuales debería ser suficiente prueba de que estaban dispuestos a hacer de todo para poder desarrollar esta historia de la manera más dinámica y espectacular posible. En “Una nueva esperanza”, los efectos especiales están al servicio de la historia, y no viceversa.

Pero incluso hoy en día que uno ya ha visto películas con efectos visuales más complejos, “Una nueva esperanza” sigue siendo un espectáculo memorable. La cantidad de detalles, gags visuales y, en general, imaginación que Lucas insertó en cada plano de la película pocas veces ha sido igualado. Consideren la manera en que decidió presentar este mundo fantástico, en muchos casos de aspecto futurista, pero supuestamente perteneciente al pasado: todo set y locación se ve usado, sucio, realista, y cada prenda de vestuario se ve como algo usado, no recién comprado en una tienda. Lucas sabía que estaba contando una historia de fantasía, pero no quería que la cinta se involucrase en los clichés típicos del subgénero; si las cosas se ven usadas, parece que tienen una historia, un pasado, y por tanto son más fáciles de creer como algo tangible y similar lo que uno encontraría en nuestro mundo.

Mucho se ha dicho sobre los nuevos efectos visuales que han sido insertados en las múltiples ediciones especiales del filme, y aunque no soy un purista que le reclama todos los años a Disney para que lancen las ediciones sin modificaciones en Blu-ray, debo admitir también que muchas de estas adiciones no mejoran a la película en lo absoluto. La nueva escena con un Jabba digital, por ejemplo, se ve terrible (el efecto visual no calza para nada con lo filmado hace cuarenta años), y las nuevas criaturas y naves de Mos Eisley se sienten fuera de lugar en una película que, por lo general, maneja una estética mucho más sucia y dependiente de efectos prácticos como maquetas o títeres.

El resto de cambios, sin embargo, no me molestan en lo absoluto, y en algunos casos, incluso ayudan a convertir esta Galaxia Muy, Muy Lejana en un lugar mucho más épico. Los nuevos planos en el ataque a la Estrella de la Muerte, por ejemplo, le otorgan mucha más espectacularidad y dinamismo a la secuencia, al igual que una que otra toma nueva del Halcón Milenario (ahora digital) a lo largo del filme. Además, cabe recalcar que, aparte de estos nuevos efectos visuales, la cinta también fue limpiada y restaurada en 1997, por lo que si no fuese por la Edición Especial de dicho año, probablemente no tendríamos una copia en buen estado de “Una nueva esperanza”. No llegaría a decir que la película se ve nuevecita, necesariamente, pero para estándares del cine de los 70s, definitivamente luce extremadamente bien.

Fuera de lo visual y lo técnico, sin embargo, “Una nueva esperanza” también funciona como una excelente historia de aventuras. Sí, es algo arquetípica (tenemos al héroe sin experiencia, al mentor, al compañero escéptico, a la princesa y a los villanos sin escrúpulos), pero contiene suficientes novedades como para que no se sienta previsible o sosa. Las secuencias de mayor emoción, como el escape de nuestros héroes de la Estrella de la Muerte en el Halcón Milenario, o el clímax de la película en dicha estación especial, están expertamente editadas y filmadas; el momento en el que Luke por fin decide dispararle al punto débil de la Estrella de la Muerte (el cual, ahora sabemos, fue dejado a propósito por Galen Erso… ¡hueco narrativo arreglado!) nunca deja ponerme la piel de gallina. Es de lo mejor que Lucas jamás haya filmado.

La película no contiene mucho romance (contrario a lo que uno podría esperar), pero la interacción entre Leia, Han y Luke deja suficientes pisas como para que uno se vaya imaginando lo que podría pasar en filmes posteriores —no es necesario mencionar que muchas de estas expectativas fueron destruidas, aunque si uno ve las precuelas primero, algunas escenas entre Luke y Leia pueden resultar algo… desagradables. El humor está a cargo de C-3PO y R2-D2 y funciona de lo lindo (no son como Jar Jar Binks) y el sarcasmo y escepticismo de Han Solo contrastan perfectamente con la naïveté de Luke, la solemnidad de Obi-Wan y la fuerte personalidad de Leia.

Como Luke, Mark Hamill todavía está algo verde (su trabajo en las dos siguientes películas definitivamente es superior), pero le otorga suficiente energía y entusiasmo al rol como para que uno pueda identificarse con el granjero convertido en héroe. Harrison Ford construye a un personaje verdaderamente memorable y entrañable en Han Solo; su eventual redención es algo previsible, pero no por ello, menos satisfactoria. La Leia de Carrie Fisher subvierte las expectativas que tendría un público de 1977 sobre una princesa galáctica, y el gran Alec Guinness le otorga distinción a la película. Darth Vader, como saben, es uno de los más grandes villanos de la historia del cine (y con justa razón), pero Peter Cushing es igual de intimidante como el Gran Moff Tarkin.

La banda sonora de John Williams es una de las más reconocidas, famosas, memorables, y sí, “tarareables” de la historia del cine. No hay pieza musical en este filme que no sea icónica, que no transmita a la perfección los sentimientos que Lucas y compañía nos quieren hacer sentir. Destacan “Binary Sunset” (o el “Tema de los Skywalker”), la pequeña fanfarria que aparece en cada plano de establecimiento de la Estrella de la Muerte, “Cantina Band” (¡jazz en el espacio!), el tema de Leia (romántico, nostálgico) y, por supuesto, el Tema de Star Wars, el cual hace su primera (y explosiva, emocionante) aparición durante el texto inicial del filme.

Sí, “Una nueva esperanza” es muy importante a nivel histórico y en términos de innovación tecnológica, pero también se trata de una sublime historia de aventuras y fantasía, llena de alienígenas extraños, mundos impresionantes, personajes memorables (principales y secundarios), excelentes secuencias de acción y tensión, y por supuesto, increíbles efectos visuales. El mundo de “Star Wars” es uno de los más ricos y expansivos jamás creado, y “Una nueva esperanza” es la película que lo comenzó todo. Puede que no sea la mejor entrega de la saga, pero definitivamente es la más importante, y sigue siendo una de las más divertidas.

 

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