El Conjuro 2

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El Conjuro es una de mis películas de terror favoritas de los últimos años. Considero que su director, James Wan, es un maestro desarrollando tensión y exprimiendo al máximo las situaciones sobrenaturales que ofrecen sus guiones; de hecho, me parece que es el único director trabajando actualmente en Hollywood que verdaderamente se dedica al terror y sabe lo que hace. Sí, La Noche del Terror no es su mejor trabajo—aunque igual tiene momentos brillantes—y su secuela fue una decepción total, pero El Conjuro, con sus personajes interesantes y secuencias verdaderamente escalofriantes, es uno de los mejores ejemplares del género.

Es por ello que estaba muy emocionado por ver El Conjuro 2. Es muy difícil crear una secuela que supere o que al menos iguale a su predecesora, y más cuando se trata de terror, pero si hay alguien que podía lograrlo, era James Wan. Y puedo decir con mucha felicidad que el director australiano-malayo lo ha logrado. Tensa, escalofriante y realizada con precisión y dedicación, El Conjuro 2 es una de las secuelas más satisfactoria que haya visto en mucho tiempo. No, no es superior a su predecesora, pero es una excelente película de terror.

La película comienza unos cuantos años después de los eventos de El Conjuro. Los Warren se han hecho incluso más conocidos gracias al caso de Amytiville (véase el clásico de 1979, The Amityville Horror), pero muchos todavía dudan de su veracidad. Lorraine (Vera Farmiga) quiere retirarse por un tiempo; está empezando a tener visiones sobre la muerte de su esposo, Ed (Patrick Wilson), y sobre un demonio disfrazado de monja. Es por ello que dejan de aceptar casos por un tiempo, pero su descanso no durará mucho.

Una familia, compuesta por Peggy (Frances O’Connor), la madre, y sus cuatro hijos, Janet (Madison Wolfe), Margaret (Lauren Esposito), Billy (Benjamin Haigh) y Johnny (Patrick McAuley) están viviendo sucesos escalofriantes en su casa en Londres. Al parecer, hay un demonio que quiere que se vayan de su hogar, y que está asustando e incluso poseyendo a Janet durante la noche. Peggy llama a la policía e incluso se contacta con la Iglesia, pero no hay nada que puedan hacer. Es así que los Warren la visitan, y aunque tienen dudas sobre la veracidad de su historia (la presencia de una escéptica, interpretada por Franka Potente, tampoco ayuda), se dedican a ayudarla.

Wan es un experto a la hora de asustar a su público, de eso no hay duda. A diferencia de la mayoría de directores de terror contemporáneos, no abusa de los momentos ¡BOO!, aquellos ruidos raros o apariciones repentinas que logran asustar a la gente no porque sean verdaderamente escalofriantes, si no simplemente porque los hacen saltar. Sí, hay momentos así en El Conjuro 2, pero no son demasiados, y tampoco son gratuitos. Son el resultado de escenas en las que la tensión va aumentando a niveles casi insufribles, momentos en los que dicha tensión se libera, ya sea a través de una falsa alarma, o de una aparición verdaderamente atemorizante.

Al igual que en El Conjuro, Wan nos presenta la casa en donde desarrolla la mayor parte de la trama de manera clara y concisa, a través de planos largos y travellings con movimientos suaves de cámara. De esa manera, sabemos dónde y cómo está ubicado cada cuarto y cada espacio de la casa, por lo que la película jamás se torna confusa o indescifrable. Además, Wan usa dichos planos largos también para aumentar la tensión; cada aparición extraña o cara diabólica entre las sombras aparece durante dichos planos, lo cual le otorga verosimilitud a la historia. Cualquier tipo de artificio es evitado a través de la falta de cortes durante estos momentos; Wan realmente quiere que nos sintamos dentrode la casa de Hodgson, dentro de la película.

El Conjuro 2 contiene más efectos visuales que su predecesora; el clímax de la historia es particularmente espectacular. Sin embargo, me atrevería a decir que la película es más efectiva durante sus momentos más sutiles; es precisamente en las escenas más exageradas que la historia se torna menos interesante, que los sustos no funcionan tan bien. Prefiero las escenas en las que Wan encuadra en sus personajes a un lado, enfatizando las sombras detrás de ellos, haciendo que nos acerquemos un poco a la pantalla para descifrar si algo se esconde en la oscuridad, poniéndonos nerviosos. Momentos así son más efectivos que los muebles que vuelan a través de las habitaciones o las caras demoniacas con bocas gigantes.

Pero si hay otra razón, muy aparte de lo técnico, por la que El Conjuro 2 funciona tan bien, es porque Wan realmente logra que nos interesemos y nos preocupemos por sus personajes. A diferencia de muchos directores de terror, que tratan a sus protagonistas como simples pedazos de carne que merecen ser torturados por hora y media, él se toma su tiempo para desarrollarlos y volverlos humanos, de esa manera realmente nos ponemos nerviosos cuando se involucran en situaciones peligrosas o de terror. A Lorraine le dan un conflicto interno muy creíble; Ed tiene una motivación clara y poderosa para ayudar a la familia de Peggy; los hijos de Peggy tienen sus propios problemas dentro y fuera de la escuela, y Janet llega a transmitir de manera muy efectiva la forma en que estos sucesos paranormales le están afectando emocionalmente. Todo esto es presentado en escenas sencillas pero muy importantes, las cuales uno no siempre encuentra en cintas de terror.

Patrick Wilson y Vera Farmiga trabajan igual de bien aquí que en la película anterior. Frances O’Connor es creíble como una madre preocupada y asustada. Simon McBurney es memorable como Maurice Grosse, un investigador paranormal británico. Y Franka Potente tiene un rol pequeño pero importante como Anita Gregory, la escéptica mencionada líneas arriba. Pero la que verdaderamente se roba el show es Madison Wolfe. Su Janet es un personaje poderoso, con el cual nos podemos sentir identificados y por el que nos preocupamos más. Wolfe es muy buena transmitiendo terror, pero también sobresale en las escenas más sutiles, como en su conversación con Lorraine en el jardín de la casa. A diferencia de muchos actores niños, no es desesperante; realmente queremos que deje de sufrir y que los espíritus la dejen en paz.

Me sorprendería (gratamente, claro está) si es que alguna otra película de terror logra superar a El Conjuro 2 este año. Se trata de una de las cintas más tensas e intensas que haya visto, una producción que logra mantenerlo nervioso y al filo del asiento a uno durante poco más de 100 minutos. Sí, el tercer acto es algo lento (yo le hubiese restado unos diez minutos para otorgarle más agilidad) y sí, la película no es igual de original que su predecesora, pero igual se trata de una experiencia verdaderamente escalofriante.

Realmente no me importaría ver una entrega más de esta franquicia—considerando la cantidad de casos en los que se involucraron los Warren, estoy seguro que Wan tiene mucho material en qué basarse. Con tal de que siga manteniendo este nivel de calidad, yo seguiré viendo sus películas. A ver qué hace con Aquaman, más bien…

Avance oficial:

88%
Puntuación
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