Escuadrón 6

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Mucho se ha dicho y escrito sobre Michael Bay, y aunque se le puede criticar bastante a las películas que estrena año tras año, tampoco se puede negar que tiene un estilo muy propio. Después de todo, por más nefasta que sea la cinta, uno siempre puede llegar a reconocer que se trata de una producción “dirigida por Michael Bay”. Algunas de sus características principales incluyen explosiones por doquier, cámaras nerviosas, colorización saturada, personajes femeninos extremadamente sexualizados, y humor escatológico.

Dije que Bay tenía un estilo. Jamás dije que tenía un estilo agradable.

No obstante, no soy de aquellos que afirma que se trata de uno de los peores directores de la historia, ni mucho menos. A pesar de que muchas de sus películas son prácticamente inaguantables —consideren, si no, la eterna y tediosa “Transformers: El último caballero”, o la asquerosa y racista “Bad Boys II”—, tiene algunas que, para sorpresa de sus “haters”, se dejan ver. La primera “Bad Boys” es una película de acción entretenida y suficientemente intensa, por ejemplo; sencilla en comparación a su horrible secuela. “La Isla”, por otro lado, es bastante más inteligente y ambiciosa que el resto de sus propuestas —razón por la que, obviamente, terminó siendo la menos exitosa de todas a nivel financiero. Y hasta “Pain and Gain” funciona como una hilarante comedia de acción, incluyendo elementos satíricos que uno difícilmente encontraría en el resto de la filmografía de Bay.

Es por todo eso, precisamente, que le tenía mucha fe a “Escuadrón 6”. Después de todo, prometía ser una película de acción llena de los elementos a los que Bay nos tiene acostumbrados, mezclados con el sentido de humor tan particular de Ryan Reynolds. Algo así como “La Roca”, pero reemplazando a Nic Cage con Deadpool. Y aunque los primeros veinte minutos de la película nos entregan precisamente eso —ya dependerá de cada uno si esto resulta en una secuencia hilarante e intensa, o en un verdadero dolor de cabeza—, el resto de “Escuadrón 6” decepciona a sobremanera. Tediosa, ofensiva, e increíblemente estúpida, la película se siente sorprendentemente floja —casi como si Bay la hubiese dirigido en piloto automático, mezclando la mayoría de elementos que hemos visto en sus filmes anteriores (pero sin incluir robots parlantes, gracias a dios).

La premisa no carece de potencial. Reynolds interpreta a Uno, un billonario que, cansado de ver tanto mal en el mundo, decide utilizar sus considerables recursos para crear un grupo paramilitar de vigilantes, encargados de eliminar a algunos de los peores villanos del planeta. Dicho grupo incluye a Dos (Mélanie Laurent), una ex agente de la CIA; Tres (Manuel García-Rulfo), un mexicano algo bufonesco; Cuatro (Ben “El Baterista de Queen” Hardy), experto en parkour; Cinco (Adria Arjona), una doctora; Seis (Dave Franco) un piloto experto, y eventualmente, a Siete (Corey Hawkins), un gran francotirador. Juntos, tratarán de asesinar al dictador Rovach Alimov (Lior Raz) para reemplazarlo con su hermano, Murat (Payman Maadi) y así ayudar a que la democracia retorne a un país caótico y socialmente desamparado.

La trama de por sí no es particularmente complicada, pero ni el guión de Paul Wernick y Rhett Reese (“Deadpool”) ni la dirección de Bay ayudan a que se sienta coherente. La estructura del filme, por ejemplo, es bastante curiosa —mezcla diferentes líneas de tiempo, intercalando el “presente” con diversos flashbacks relacionados a los orígenes de sus personajes, y hasta escenas en donde vemos los eventos que se llevaron a cabo antes de la misión principal. Y aunque el objetivo de nuestros héroes no es particularmente difícil de entender, la misión es explicada, como mínimo, tres veces por diferentes personajes, como para que hasta el espectador más idiota la pueda entender. Súmenle a esto un trabajo de edición frenético y poco elegante —parece que a Bay ahora le encantan los jump cuts—, y un ritmo previsiblemente hiperactivo, y “Escuadrón 6” termina siendo una experiencia confusa y frustrante.

Porque a pesar de que Bay nunca cambia su estilo, usualmente sus secuencias de acción terminan siendo o increíblemente emocionantes, creativas y tensas (como en “La Roca” o “La Isla”), o el equivalente a dos mamuts peleando en el interior de una cocina llena de sartenes. Desgraciadamente, y a pesar de ser superiores a los encuentros entre robots terriblemente diseñados en las escuelas de “Transformers”, las persecuciones, tiroteos y peleas en “Escuadrón 6” se acercan más a lo segundo. Consideren, si no, la persecución que inicia la película: se siente eterna, y es intercalada con innecesarios flashbacks, diálogos “graciosos” (los cuales solo pueden ser gritados por los actores), y una cantidad absurda de extras siendo asesinados. En serio, si tanta gente inocente muere en las misiones de este equipo, como que el objetivo “final” termina siendo invalidado.

Como suele pasar con Bay, es sonido y furia sin mayor significado; una serie de secuencias de violencia —esta vez para mayores de 18 años, por lo que vemos algo de sangre de cuando en cuando— en donde los protagonistas se comportan como psicópatas, haciendo que la escenas más “tranquilas”, en donde Reynolds explica la lógica detrás de la creación del equipo, se sientan particularmente hipócritas. Y aunque “Escuadrón 6” no es tan abiertamente racista como algunas de las películas anteriores de Bay, el hecho de que los dos únicos latinos sean presentados como un idiota y una doctora sin personalidad, respectivamente, tampoco ayuda —aunque siendo honestos, más incómodo me puso la objetivización del personaje de Mélanie Laurent, especialmente durante una escena post coito que más parece un comercial de Victoria’s Secret que otra cosa. (Sí, Bay ha dirigido comerciales para dicha marca. Y sí, tienen explosiones). Honestamente, me sorprende que Laurent se haya prestado para eso.

No hay mucho más que pueda escribir sobre “Escuadrón 6”, honestamente. Es una serie de elementos típicos del cine de Bay, unidos por una trama que no termina de cobrar sentido, por más de que haya sido escrita por una pareja de guionistas que, en el pasado, ha logrado hacer mejores cosas. El humor de Reynolds, sorprendentemente, no funciona —¿de repente es demasiado “sutil” para Bay?—, el product placement es previsiblemente ridículo, y ciertas ideas, como el incluir un personaje experto en parkour, se sienten gratuitas y hasta fuera de lugar (“Casino Royale” hizo un mejor trabajo con dicho concepto…. ¡hace casi 14 años!) Pero lo peor de “Escuadrón 6” es que termina siendo una experiencia aburrida; tuve que ponerle pausa a la película más de una vez, por el simple hecho de que terminaba pensando en las musarañas mientras Reynolds y compañía se involucraban en el decimoquinto tiroteo. Y honestamente, no hay nada peor para una cinta de acción que el ser aburrida.

 

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