Dirigida por la chilena Nayra Ilic García, Cuerpo Celeste se lleva a cabo como una experiencia profundamente trágica y emotiva, que a través de un lenguaje cinematográfico sencillo pero atractivo, nos permite reflexionar sobre lo impactante que puede ser una tragedia en una familia. Protagonizada por una excelente Helen Mrugalski, Cuerpo Celeste podría lucir como un filme en el que no pasa mucho, pero en realidad termina convenciendo justamente gracias a lo mucho que hace con poco; a como a través de la cotidianidad de lo triste termina transmitiendo tanto sobre la naturaleza humana y la forma en que nos enfrentamos a los momentos más difíciles de nuestras vidas.
Cuerpo Celeste se lleva a cabo en 1990, hacia el final de la dictadura de Pinochet, y tiene como protagonista, apropiadamente, a Celeste (Mrugalski), una chica de quince años que vive en la costa junto a su liberal familia. Tanto su padre, Alonso (Néstor Cantillana) como su madre, Consuelo (Daniela Ramírez) se pasan los días divirtiéndose y coleccionando fósiles y huesos que encuentran entre la arena y las rocas cerca al mar. Y la tía de Celeste, Ema (Mariana Loyola) está siempre presente, comportándose como la clásica familiar divertida. Nuestra protagonista, además, pasa mucho tiempo con dos chicos, el pescador Jano (Nicolás Contreras) y Simón (Clemente Rodríguez), sintiendo una particular atracción hacia el primero.

No obstante (y les juro que no es un spoiler, ya que termina siendo todo el punto del filme), la vida de Celeste cambia debido a una tragedia. En un día como cualquier otro, a su padre le da sin repentino ataque al corazón, y termina falleciendo. Esto crea una notable ruptura entre la chica y su madre, tanto así que Celeste termina yéndose a vivir con la tía Ema unas semanas. Y cuando por fin regresa donde Consuelo, las cosas no son iguales. Por ende, deciden ir de vuelta a la playa donde sucedió la tragedia, con la excusa de ir a ver un rarísimo eclipse lunar. Esto, en teoría, le permite a Celeste reconectar con la gente de la zona, pero también entender la forma en que el peor suceso de su vida la ha afectado.
Cuerpo Celeste hace uso de una herramienta narrativa bastante común en el mundo del cine, pero siempre efectiva: el entrelazar un contexto sociopolítico importante con las experiencias personales de su protagonista. Al situar la historia de Celeste durante los últimos años de la dictadura de Pinochet, lo que el filme logra hacer es permitirnos entender la relevancia de los actos de sus padres, pero también la manera de pensar e interactuar de sus personajes más jóvenes. Hacia el final de la película, de hecho, nos enteramos de algo que parece estar sucediendo en la comunidad costera donde se lleva a cabo la mayor parte de la cinta, lo cual termina por afectar, por ejemplo, la relación entre Celeste y Jano (no ayuda, además, que este último termine siendo toda una decepción como persona, lamentablemente).
La naturaleza retro de Cuerpo Celeste, además, le permite a Illic García otorgarle todo un tono de ensueño a su historia. La playa y el desierto son fotografiados de forma casi etérea, la película haciendo uso de planos de movimientos fluidos y una iluminación tipo hora mágica casi constante, con flares intensos en el lente de la cámara. De hecho, la primera escena de la película hace un buen trabajo presentando el estilo visual general de la historia: en ella, vemos a Celeste y los otros dos chicos corriendo en cámara lenta por la playa, felices, sin ningún tipo de preocupación, llegando finalmente al mar. Es esta libertad, esta diversión la que nos genera una falsa sensación de seguridad al inicio de Cuerpo Celeste, y la que hace que el fallecimiento de Alonso se sienta particularmente trágico.
En todo caso, me gustó el tono nostálgico de la película, el cual resultó particularmente impactante en Vuestro Servidor, un “niño” de los noventas. Por momentos, ver Cuerpo Celeste se siente como estar sumergiéndose en los recuerdos de alguien, o como metiéndose en una máquina del tiempo que nos remonta a épocas engañadoramente sencillas, por momentos alegres y relajadas, pero por otros extremadamente difíciles. Agradecí, además, el uso de videos caseros (que parecen haber sido sacados de cintas de VHS), así como de fotos tomadas por la misma Celeste con su cámara analógica. Esta utilización de medios mixtos, análogos e imperfectos, terminan por sellar la sensación de que estamos viendo algo retro; cercano y cálido, pero a la vez muy distinto a la realidad de ahora.
Muy aparte de lo técnico, si Cuerpo Celeste funciona, es debido al componente emocional de la historia. Evidentemente la muerte de Alonso es de lo más chocante que tiene el filme (y sí que es chocante), pero fuera de eso, Illic García hace un buen trabajo desarrollando momentos importantes para la maduración de su protagonista, desde el enfrentamiento a la tragedia personal, hasta relaciones complicadas con chicos, peleas con la madre, decepción, y los comienzos de una participación, aunque sea breve, en la política nacional. Por otro lado, las actuaciones contribuyen al componente humano de Cuerpo Celeste. Helen Mrugalski está muy bien como Celeste (introspectiva, callada, hormonal); Néstor Cantillana convierte al padre en una figura benevolente sin que lleguemos a saber mucho de él (aparte de su afición por coleccionar huesos y fósiles, y el trabajo que hace para cierta gente en el desierto), y Daniela Ramírez le otorga una complejidad sutil a Consuelo.
Cuerpo Celeste es el tipo de drama que le exige algo de paciencia al espectador. Paciencia para que conecten con una historia que se mueve a ritmo letárgico pero jamás aburrido; paciencia para que se acostumbren a una estructura quizás no tan clásica, enfocada en el día a día de un personaje y no tanto en conflictos externos; y paciencia para que descubran de qué trata exactamente. Si uno logra desarrollar dicha paciencia, se encontrará con una experiencia calladamente devastadora, que aprovecha al máximo los talentos de su joven protagonista, y que además luce muy bien (especialmente durante las escenas que se llevan a cabo al atardecer o de noche). Cuerpo Celeste podrá lucir sencilla, pero dentro de su aparente simpleza, logra decirnos mucho sobre la complejidad del duelo y las cambiantes dinámicas de una familia rota.
- Mi calificación