Bros

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Si “Bros” ha destacado por algo, es por dos cosas: 1) por haber sido “marketeada” como la primera comedia romántica LGBTQ+ mainstream producida por uno de los estudios grandes de Hollywood, y 2) por haberle ido increíblemente mal en la taquilla. De hecho, se trata de unos de los fracasos más grandes de este año, lo cual, felizmente, tiene poco o nada que ver con el contenido del filme. Aparentemente, la película fue muy mal “marketeada” (¡regresamos al primer punto!), y salió muy pegada a otros estrenos más grandes y potencialmente llamativos. Los productores de “Bros” estaban bajo demasiada presión, y desgraciadamente, no pudieron cumplir con todo lo que se esperaba de ellos.

Lo cual es una pena, porque “Bros” no es una película terrible. Ciertamente no es ninguna obra maestra —ya comentaré por qué—, pero de hecho se puede considerar como una comedia romántica suficientemente entretenida, y por momentos, refrescantemente honesta. Eso sí, considerando lo mucho que se burla de las estereotípicas comedias de Hallmark (súper populares en los Estados Unidos), “Bros” pudo haber sido mucho más disruptiva. Si algo le falta a la cinta, es ser un poco más autoconsciente, no tanto en referencia a los clichés de la comunidad LGBTQ+ (hay bastantes menciones de eso), si no más bien a los estereotipos del género y del romance en general en el cine Estadounidense. “Bros” se burla bastante de Hallmark… pero hasta cierto punto, se siente mucho como una película de aquellas.

El protagonista de “Bros” es Bobby (Billy Eichner, también coguionista), un podcaster y activista gay que parece tenerlo todo: una carrera exitosa, un buen grupo de amigos, y algo de fama en su ciudad natal de Nueva York. Sin embargo, su vida amorosa es todo lo contrario: no parece ser capaz de entablar relaciones serias con nadie, dependiendo demasiado de aplicativos como Grindr, que solamente le permiten tener sexo casual y rápido con extraños. Todo esto cambia, no obstante, con la llegada de Aaron (Luke Macfarlane), a quien conoce en una fiesta. A pesar de ser muy distintos, terminan congeniando rápidamente. Pero hay un problema: al igual que Bobby, Aaron tampoco es una persona a la que le ha ido muy bien con las relaciones, por lo que este nuevo romance terminará siendo bastante complicado de manejar.

Primero lo primero: el gran defecto de “Bros” está, lamentablemente, en el personaje de Bobby. En pocas palabras, se trata de un protagonista insufrible, con el que resulta un poco complicado empatizar. Esto se debe a una mezcla entre la actuación de Eichner (neurótica, exagerada, y por momentos hasta desesperante), y la caracterización del personaje, quien toma decisiones bastante cuestionables a lo largo de la película que no hacen más que motivar al espectador a preguntarse: “¿por qué Aaron estaría con alguien como él?”. Sí, el guion cuenta con algunos momentos de autoconsciencia, en donde parecen estar admitiendo que Bobby es, efectivamente, insufrible, pero no son suficientes como para que uno pueda conectar con el personaje. No todos los protagonistas de una película deben ser buenas personas, pero en el caso de una comedia romántica, creo que sí es importante que el espectador pueda empatizar con las figuras centrales.

Lo cual es una pena, porque el Aaron de Luke Macfarlane es todo lo contrario: simpático, carismático, y sorprendentemente complejo. De hecho, lo que han hecho acá es entregarnos a un personaje que intenta ir en contra de los estereotipos gay, pero también de lo que uno se imaginaria al ver a un tipo musculoso y bien parecido. Aaron es sensible y gracioso, y aunque ciertamente tiene algunos problemas con su familia —los cuales contribuyen al conflicto que se va desarrollando entre él y Bobby—, uno logra empatizar con él. Pero nuevamente: Aaron es un personaje tan interesante y que cae tan bien, que uno no puede evitar sentir que podría conseguirse a alguien bastante mejor que Bobby.

Fuera del problema ya mencionado, “Bros” se desarrolla como una comedia romántica arquetípica, pero con suficiente encanto y astucia, como para no sentirse demasiado previsible. Disfruté de los momentos en los que los personajes se burlan de las películas de Hallmark —por más de que, como ya se ha dicho, “Bros” se termine comportando como una de aquellas producciones—, y disfruté de las críticas a las películas de corte LGBTQ+ que Hollywood tiende a producir. Por alguna razón muchas, de las películas queer de grandes presupuestos son protagonizadas por actores heterosexuales, y son de corte trágico. Por más de que sea una producción fallida, “Bros” al menos intenta ser todo lo opuesto a eso: lo que Eichner y compañía nos dicen es que la comunidad LGBTQ+ también merece tener sus historias light; sus historias románticas y sonsas y previsibles. No todo tiene que ser sufrimiento y discriminación.

Es un mensaje loable, de eso no hay duda. Por eso me hubiese gustado que fuese transmitido en una película un poco más redonda. Porque en términos generales, “Bros” no tiene nada demasiado terrible; el filme se mueve a buen ritmo, la mayoría de gags funcionan (consideren lo que sucede cuando Bobby finalmente logra inaugurar su museo de historia LGBTQ+), los personajes secundarios son divertidos, y el comentario social es relevante. El problema principal de “Bros” es que uno de sus protagonistas —o para algunos EL protagonista de la historia— es insufrible y desesperante, lo cual es un gran “PERO” en una comedia romántica como esta. No obstante, si logran ignorar aquel defecto —tal y como lo hice yo—, se encontrarán con una cinta ligeramente disruptiva, ocasionalmente explícita, y en general, divertida. Solo espero que su fracaso en la taquilla no desmotive a los estudios de producir más filmes de este tipo. Eso no sería justo para nada.

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60%
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