Festival de Cine de Londres 2019: dos críticas (más) por el precio de una

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¡Ajá! Incluso cuando yo mismo pensaba que no llegaría a ver más películas del BFI Festival de Cine de Londres este año, al final pude conseguir un par de entradas más. Por ende —y como suele pasar—, les puedo compartir mis breves críticas de las dos últimas películas que pude ver en el marco del Festival: “A Beautiful Day in the Neighborhood«, de Marielle Heller, protagonizada por Tom Hanks y Matthew Rhys (es muy probable que esta la lleguen a estrenar en Perú), y “Deerskin”, un thriller francés escrito y dirigido por Quentin Dupieux, y protagonizado por Jean Dujardin y Adèle Haenel.

Son dos filmes que se encuentran en polos opuestos —uno es un drama bastante emotivo, mientras que el otro es un thriller cínico lleno de humor negro—, pero que al final del día, llegaron a generar emociones bastante fuertes en mí. Tal y como mencioné en mi texto anterior, no me puedo quejar de nada en lo que se refiere a la variedad de propuestas en este Festival; hay para todos los gustos (e incluso para todos los bolsillos).

A Beautiful Day in the Neighborhood

“A Beautiful Day in the Neighborhood” cuenta la historia de un periodista llamado Lloyd Vogel (Matthew Rhys), quien es enviado por su jefa en la revista “Esquire” a entrevistar al afamado Sr. Rogers (Tom Hanks), uno de los presentadores de televisión infantil más populares de la historia en los Estados Unidos. Es así que, poco a poco, ambos se van haciendo amigos, y más importante, que Lloyd se va dando cuenta de que tiene que aprender a manejar mejor sus sentimientos y sus relaciones con seres queridos —especialmente con su padre, Jerry (Chris Cooper), quien está sufriendo de una terrible enfermedad. Es una historia, pues, sobre una amistad que, por momentos, parece también ser una relación entre terapeuta y paciente.

No sabía qué esperar de “A Beautiful Day in the Neighborhood”. ¿Sería un biopic tradicional del Sr. Rogers? ¿Sería un melodrama que trataría de humanizar a un personaje icónico? ¿Sería una oportunidad para demostrar lo genial que es Tom Hanks? Felizmente, al final, la película terminó haciendo únicamente lo tercero. “A Beautiful Day in the Neighborhood” funciona y deleita precisamente porque no es una cinta biográfica convencional; de hecho, ni siquiera se trata sobre el Sr. Rogers. Más bien, uno termina percibiendo y conociendo a dicho personaje a través de Lloyd, un hombre que no podría ser más diferente a Rogers; mientras que el personaje de Hanks es inocente y compasivo y consciente de sus propios defectos, Lloyd es un hombre torturado, lleno de demonios internos, incapaz de lidiar con sus propios sentimientos y sus traumas infantiles.

Tal y como uno esperaría, Hanks es el perfecto Sr. Rogers. ¿Quién mejor que él, si no, para interpretar a una de las figuras más queridas de la televisión norteamericana? Pero Rhys también brilla como Lloyd, un hombre serio y de pocas palabras que parece ser incapaz de perdonar a su padre por abandonarlo de niño, pero que, irónicamente, está en camino a cometer los mismos errores con su propio hijo. Se trata de una actuación menos vistosa que la de Hanks, pero igual de potente. En todo caso, más que una película sobre el Sr. Rogers, “A Beautiful Day in the Neighborhood” es una poderosa y emotiva sesión de terapia; un filme que le permite al espectador reflexionar sobre su propia vida —sus errores, sus relaciones y sus sentimientos— mientras disfruta de una historia impecablemente dirigida y sublimemente actuada. “A Beautiful Day in the Neighborhood” es lo mejor que vi en este BFI Festival de Cine de Londres 2019.

Deerskin (Le daim)

Por otro lado, tenemos a “Deerskin”, de Quentin Dupieux —sí, el mismo de “Rubber”, la película sobre la llanta asesina. Pero mientras dicho filme se deleitaba en lo absurda que era su premisa, “Deerskin” desarrolla una historia igual de ridícula de forma bastante más seria. Jean Dujardin interpreta a Georges, un hombre obsesionado con el ser el único ser humano en utilizar casacas. Después de todo, él tiene la mejor casaca: una prenda de cuero de venado que le costó más de sietemil euros, los cuales sacó de la cuenta bancaria que solía compartir con su ex esposa. Luego de comprarla, decide mudarse a un hostal en medio de la nada, y es cerca de ahí que se hace amigo de Denise (Adèle Haenel), una barista interesada en el mundo del cine. Juntos, comenzarán a grabar una “película”, la cual le permitirá a Georges cumplir su mayor sueño: deshacerse de todas las demás casacas que existen en el mundo (junto con sus dueños).

Si “Deerskin” termina por satisfacer al espectador, es porque los últimos treinta minutos de metraje cumplen con lo prometido en el material publicitario de la película. Una vez que Georges y Adéle comienzan a trabajar juntos, es que el filme agarra tracción, convirtiéndose en una suerte de slasher lleno de humor negro, en donde el protagonista comienza a tener conversaciones con una casaca de cuero —la cual le dice que debe matar, porque obviamente. Sin llegar a ser una comedia o una parodia, Dupieux se deleita en mostrarnos lo absurda que es la situación en la que Georges se ha involucrado, así como en desarrollar la relación —tóxica, surreal, inesperada— entre él y Denise.

Desgraciadamente, todo lo que sucede antes de los últimos treinta minutos es bastante menos entretenido —no es lo suficientemente decepcionante como para terminar por malograr la experiencia entera de ver “Deerskin”, pero ciertamente pone a prueba la paciencia del espectador. “Deerskin” es, pues, un thriller cómico que demora demasiado en arrancar, ya que Dupieux parece estar empecinado en mostrarnos todos los problemas en los que Georges se involucra antes de encontrar su verdadero “llamado”. Jean Dujardin, barbudo y subido de peso —más parecido a Mandy Patinkin que al protagonista de “El Artista”— interpreta a Georges de manera sutil y suficientemente perturbadora, y Adèle Haenel —parecida a Amber Heard, pero con más carisma— es la contraparte perfecta para nuestro alienado protagonista. Pero ni ellos pueden terminar de salvar a un producto final innegablemente original y deliciosamente raro, pero frustrantemente irregular.

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