Los tipos malos

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No llegué a ver “Los tipos malos” cuando salió en cines hace unos meses… y habiéndola ya visto, por fin, en formato digital, debo decir que me arrepiento. No es que sea un pedazo revolucionario de animación artística, pero lo que hace “Los tipos malos”, es desarrollar una divertida historia de manera estilizada y acelerada, presentándonos un grupo carismático de personajes, y transmitiendo mensajes relacionados a la amistad y a la redención. Es decir, funciona perfectamente bien como entretenimiento familiar, sin llegar a estar al nivel de algo producido por Pixar en su mejor momento.

“Los tipos malos” se lleva a cabo en un mundo donde conviven los humanos, los animales antropomórficos, y los animales aparentemente comunes y corrientes. Nuestro protagonista es Lobo (voz de Sam Rockwell), un maestro criminal que se dedica a cometer todo tipo de fechorías en la ciudad, y que hasta ahora no ha sido atrapado por su némesis, la jefa de policía Misty Luggins (Alex Borstein). Su pandilla está conformada por su mejor amigo, Serpiente (Marc Maron); Tarántula (Awkwafina); Tiburón (Craig Robinson), y Piraña (Anthony Ramos). Al comenzar la película, acaban de robar un banco, habiendo escapado, por enésima vez, de la policía.

Pero cuando intentan robar un trofeo en medio de un evento público y son, finalmente, arrestados, se les brinda una nueva oportunidad. Resulta que la celebridad que iba a ser galardonada en dicho evento era nada más y nada menos que el Profesor Mermelada (Richard Ayoade), experto en la bondad y la caridad. Lobo lo convence de que merecen una segunda oportunidad, por lo que la gobernadora Diane Foxington (Zazie Beetz) les da unos días para ser reformados, como para demostrar que los estereotipos sobre animales como lobos, serpientes, tarántulas, pirañas o tiburones, no son ciertos. Pero como deben estar imaginándose, dicha tarea no será tan sencilla como suena.

Sin llegar a ser una sátira al 100%, “Los tipos malos” maneja un estilo del humor que se burla, de manera ligera, de muchos de los estereotipos que se encuentran en películas de criminales, homenajeando, incluso, a ciertas cintas famosas. Consideren, si no, el prólogo de la película, una suerte de parodia del inicio de “Tiempos violentos”, de Quentin Tarantino. O momentos que incluyen a Tarántula sacando varios teclados para poder “hackear” un sistema más rápido con todas sus patitas, o referencias a los cuentos infantiles donde los lobos siempre son los villanos. No es que “Los tipos malos” maneje un tono o estilo similar a lo que Dreamworks hizo previamente en “Shrek” con los cuentos de hadas, pero es lo suficientemente inteligente como para no entregarnos una historia 100% convencional.

Lo cual, por supuesto, no quiere decir que la narrativa sea súper original ni mucho menos. Sí, uno de sus giros principales es bastante sorprendente, debo admitir, y la película se deleita en incluir momentos de humor absurdo, totalmente consciente de que es una caricatura, sin tratar de emular a la realidad. Pero debo decir, también, que muchos de los temas que nos presenta, relacionados a la amistad y al bien y el mal, han sido vistos ya varias veces en otras películas familiares o de niños. Fuera de los momentos más graciosos, las caracterizaciones de los protagonistas, y el giro ya mencionado, resulta muy fácil adivinar cómo terminará “Los tipos malos”, incluso desde el primer acto. Esto no daña mucho al producto final, pero sí lo convierte en algo ligeramente inferior a las películas animadas de mayor “prestigio”.

Donde “Los tipos malos” brilla, sin embargo, es en el apartado visual. Mezclando animación en 3D con elementos estilizados en 2D (especialmente líneas de expresión, ojos, y elementos como polvo o lluvia), “Los tipos malos” logra lucir realmente bien, habiendo sido influenciada por películas como “Spider-man: un nuevo universo”. Puede que no sean tan sorprendente como aquel parteaguas de Sony, pero igual logra obtener un estilo propio, manejando una estética que le otorga mucha expresividad y carisma a sus personajes principales. Todos están animados como caricaturas (estirándose y sobreviviendo caídas imposibles, por ejemplo), y la cámara se mueve a mil por hora, tratando de ir al mismo ritmo que la edición. “Los tipos malos” es una película muy enérgica, que no tiene miedo de ser una caricatura.

La única ventaja de haber visto “Los tipos malos” en casa, es que pude disfrutar de las voces originales en inglés. Por ende, puedo decir con mucha confianza que “Los tipos malos” cuenta con un buen reparto de voces, cada una interpretando a su personajes a la perfección. Sam Rockwell interpreta a Lobo de manera suficientemente arrogante; Awkwafina es hilarante como Tarántula; Marc Maron es irreconocible como Serpiente, el más malo de los malos; Craig Robinson es suficientemente exagerado como Tiburón; Anthony Ramos no está mal como Piraña (me encantó cuando gritó, “it’s ceviche, baby!”), y Zazie Beetz es encantadora como Diane Foxington.

Si han visto alguna otra película animada antes, sabrán qué esperar de “Los tipos malos”. A diferencia de lo mejor que nos suele entregar Pixar, por ejemplo, no los dejará llorando ni pensando en su propia mortalidad; no es ese tipo de película. Y sin embargo, la pasé súper bien con “Los tipos malos”. Me encantaron los personajes y sus interacciones; me encantó la estilización de la narrativa y la energía del montaje, así como la estética general del filme, y aunque los temas principales son algo trillados, igual agradezco su inclusión. Si tienen la oportunidad de ver “Los tipos malos” apenas salga en formatos digitales a fines de junio (si es posible, en familia), háganlo. No le dieron mucha bola a la película cuando salió en cines, por lo que me encantaría que tenga una suerte de resurgimiento en los formatos caseros.

Avance oficial:

80%
Puntuación
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