Sonido de libertad

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Después de tanta controversia; de tanto marketing, de tantos comentarios sobre como la película fue “prohibida” en ciertos mercados, y sobre cómo se trata de una producción IMPORTANTE, tenía que ver “Sonido de libertad”. Tenia que ver qué hacían con un tema tan delicado y horripilante como la trata de menores, y qué hacían para desarrollarlo de manera verosímil y emotivo. Y habiendo visto ya la película, puedo decir con seguridad y con buenos argumentos, que se trata de una producción… lamentable. Evidentemente no por el tema que toca, si no más bien por la forma tan inexperta y torpe en que decide tocarlo.

Lo que tenemos acá, pues, es una cinta supuestamente basada en una historia real, que desarrolla una narrativa francamente inerte, en donde conceptos como la tensión o el suspenso son inexistentes. Protagonizada por un estoico Jim Caviezel (“La pasión de Cristo”), “Sonido de libertad” se desarrolla de manera letárgica, intentando generar algún tipo de reacción emocional en el espectador pero, más bien, llegándose a sentir manipuladora e incompleta. Súmenle a eso una lamentable escena adicional durante los créditos finales, y “Sonido de libertad” se termina sintiendo más como una herramienta política vacía, que como una historia que haya valido la pena contar —o que al menos se sienta como una producción completa.

Caviezel interpreta a Tim Ballard, un agente de la CIA que se especializa en encontrar y atrapar pedófilos. Dicha tarea, sin embargo, se le hace insuficiente; no solo quiere atrapar a estos desgraciados, si no que también quiere rescatar a sus víctimas, sin importar que se encuentren dentro de los Estados Unidos o no. Es así que decir viajar a Colombia, donde une fuerzas con el excéntrico Vampiro (Bill Camp) y un policía local llamado Jorge (Javier Godino) para infiltrarse en una poderosa red de trata de menores, para así rescatar a Rocío (Cristal Aparicio), hermana mayor de un niño al que Tim pudo salvar previamente. Es así, pues, que “Sonido de libertad” se va desarrollando como una suerte de thriller con pocas convenciones del género, en donde el suspenso brilla por su ausencia.

Ahora bien, vale la pena comenzar mencionando que de las intenciones de los productores, director y guionistas sé poco. Sé con el TIPO de gente que se relacionan, y sé como “Sonido de libertad” está siendo usada como caballito de batalla para posiciones de extrema derecha (con las cuales no empatizo para nada, dicho sea de paso). Mi tarea acá, sin embargo, consiste en evaluar a “Sonido de libertad” como película, y en ese sentido, puedo decir que se trata de un filme grandilocuente, que intenta sentirse IMPORTANTE, como si una producción como esta pudiese ayudar a salvar al mundo (o al menos a las víctimas de la pedofilia en Sudamérica). “Sonido de libertad” es una cinta, pues, que sufre de delirios de grandeza, los cuales no puede llegar a cumplir ni a nivel narrativo, ni a nivel temático.

Consideren, si no, que “Sonido de libertad” es una película que carece de tensión. Sí, hay un conflicto central —Tim tiene que encontrar la manera de rescatar a la joven Rocío de la selva colombiana—, pero este no se desarrolla de manera satisfactoria. Por alguna razón, Tim es presentado como alguien ridículamente eficiente, al que todo le sale bien —no hay ningún obstáculo que no pueda sobrepasar, y no hay ningún problema que no pueda resolver. ¿Hacerse amigo de un pedófilo asqueroso llamado Oshinsky (Kris Avedisian)? ¡No hay problema! ¿Conseguir financiamiento para seguir con su trabajo luego de salirse de la CIA? Tarea fácil. ¿Infiltrarse en la base de un grupo terrorista en medio del Amazonas? ¡Cualquiera lo puede hacer, aparentemente! Todo es tan sencillo y carente de tensión o suspenso, que “Sonido de libertad” termina aburriendo y cansando.

Después de todo, el corazón de toda historia (tradicional) de ficción es el conflicto, y cómo éste es desarrollado. Y el conflicto de “Sonido de libertad” es desarrollado de manera flácida, ya que todo problema es resuelto, como se ha dicho, con demasiada facilidad. Y aunque líneas arriba manifesté que Tim es presentado como alguien ridículamente eficiente “por alguna razón”, en realidad la razón es que el Tim real participó de la producción de “Sonido de libertad”. Definitivamente hay un tema de ego; un protagonista así de perfecto, presentado prácticamente como un Santo, no resulta en buen drama. ¿Por qué es que Tim está tan obsesionado con atrapar a esta gente (fuera de que es lo correcto)? Ni idea. ¿Cuál es su pasado, y cómo es su vida familiar? Quién sabe. Okey, a nivel más básico: ¿qué tipo de personalidad tiene? Pues solo me animaría a decir que es una estatua; más una figura o símbolo que ser humano verosímil.

Lo cual es un problema, porque este tipo de temas no pueden ser presentados de manera tan simplista. Obviamente la trata y tráfico de menores es algo horrible que debería ser solucionado ya, pero a nivel DRAMÁTICO, es decir, como película, simplemente no resulta interesante ver a un ángel encarnado, increíblemente eficiente y de mucha suerte, resolver los problemas sin mayores esfuerzos. Comparen a Tim, si no, con el Vampiro de Bill Camp. Denme SU historia, mejor; la de un hombre que estuvo involucrado en temas turbios y fue a la cárcel, y que ahora se dedica a atrapar pedófilos como para contrarrestar su culpa y batallar sus demonios internos. ¿Por qué es él un personaje secundario? ¿Por qué mejor no vemos SU historia? ¿Por qué nos tenemos que conformar con el tipo rubio y bien parecido, con la personalidad de un silla y el carisma de una zapatilla?

Nuevamente, creo que se debe a un tema de ego. Esto se hace súper evidente, de hecho, durante el mensaje especial ya mencionado durante los créditos finales. En él, Jim Caviezel (ya sin interpretar a su personaje) nos trata de convencer de que “Sonido de libertad” es una película súper IMPORTANTE, y que si millones de personas la ven, ayudaremos a combatir la trata de menores. Y de ahí nos pone un código QR en pantalla para que donemos entradas de cine (el chiste, claro está, es que al entrar a la página del código QR, nos encontramos con letras pequeñas que nos dicen que algo del dinero podría ser usado por la productora, no más; huh). Evidentemente, para Caviezel y su equipo, “Sonido de libertad” es más que una simple película; es un mensaje, es un evento, es un herramienta, y es IMPORTANTE. Ahora, ¿cómo es que comprar tickets ayudará a combatir esta problemática tan real y tan horrorosa? He ahí el misterio.

En fin, fuera de las intenciones (cuestionables) del equipo de producción, al final del día, “Sonido de libertad” no es una película muy buena. Se puede argumentar que, como mínimo, podría ayudar a concientizar a la gente sobre el tema de la trata de menores y la pedofilia, lo cual es un objetivo loable. Pero como ficción, como una HISTORIA que supuestamente nos está contando, se trata de una experiencia tediosa, letárgica y carente de buen drama o siquiera de algo de suspenso. Es, más bien, una película llena de música de telenovela, incontables planos del buenito de Caviezel llorando sus lágrimas de macho por las situaciones que tiene que enfrentar, y momentos de manipulación emocional descarada. Súmenle a eso una muy despreciada Mira Sorvino —interpretando el retador papel de Esposa Que Se Queda En Casa Cuidando A Los Hijos Y Que Tiene Tres Líneas De Diálogo (™)—, y personajes secundarios más interesantes que el protagonista, y “Sonido de libertad” se torna prácticamente inaguantable.

Es así, pues, que queda claro que “Sonido de libertad” está más interesada en transmitir un Mensaje Importante, que en contar una historia o funcionar como una pieza audiovisual. Sus productores y guionistas y director y protagonista parecen estar totalmente seguros de estar Salvando al Mundo, y al estar tan enfocados en su Mensaje, dejan de lado cualquier otro aspecto que pudiera haber estado al servicio de la película. Lo irónico de todo esto, es que si hubiesen hecho una buena película —emocionante, emotiva, tensa—, su tan preciado Mensaje se hubiera transmitido mejor, y sin tener que recurrir a videos manipuladores durante los créditos. Al final, pues, y para variar, la controversia terminó siendo mayor a la película en sí. A diferencia de lo que los productores dicen, existen MUCHAS otras películas con mensajes y temas similares a “Sonido de libertad”; les recomiendo que las busquen.

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