Saw X

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Muy pocas franquicias llegan a la décima entrega. Y si lo hacen, llegan con las justas, quedándose sin ideas, o entrando en el mundo de la autoparodia. Si no, pregúntenle a Vin Diesel y su familia en “Rápidos y Furiosos X”. Pero de alguna manera, la saga de “Saw” (o “El juego de miedo”) continua demostrando, luego de una decena de películas, que puede seguir apelando a un grupo considerable de fanáticos acérrimos. “Saw X”, pues, es una satisfactoria secuela (en realidad, una suerte de “Saw 1.5”, ya que se lleva a cabo entre la película original y la segunda parte), y una de las experiencias más incómodas que haya tenido en el cine en un buen tiempo.

Básicamente, si lo que buscan son trampas sádicas y harto “gore”, lo obtendrán acá. Lo único es que tendrán que esperar un poco para ver todo eso. “Saw X” no parece tener ningún apuro, desarrollando el contexto en el que John Kramer (Tobin Bell) se encuentra, y la razón por la cual termina vengándose (o mejor dicho, dándole una lección) de una serie de personajes bastante detestables (con una importante excepción). A diferencia de las cintas anteriores, puedo decir con confianza que Kramer es el protagonista de “Saw X”, lo cual no solamente le permite al director y editor Kevin Greutert (“Saw VI” y “Saw 3D”) inyectarle algo de frescura a la narrativa, si no también darle, por fin, tiempo para brillar a un personaje que hasta ahora se había sentido como una figura secundaria en su propia franquicia.

Al comenzar la cinta, John Kramer (Bell) se entera de que está con cáncer de cerebro terminal. Esto lo lleva a contactarse con la doctora Cecilia Pederson (Synnøve Macody Lund), quien supuestamente está siguiendo con el trabajo de su padre, un famoso médico que aparentemente ha logrado curar las enfermedades de mucha gente con un tratamiento experimental. Es así que Kramer termina viajando a México, donde conoce a la doctora, y recibe dicho tratamiento. Pero como se deben imaginar, no todo sale bien, por lo que el infame Jigsaw termina capturando a Pederson y sus secuaces —el doctor Mateo (Octavio Hinojosa), la enfermera Valentina (Paulette Hernández), y la inocente asistente Gabriela (Renata Vaca)— para darles una lección. Una lección sangrienta, sádica, y extremadamente dolorosa.

Evidentemente, la mayor parte del público irá a ver “Saw X” al cine por una razón en particular: las trampas. Y en ese sentido, no creo que la película decepcione. De hecho, una en particular —la primera— me tuvo extremadamente incómodo, haciendo que me sienta hasta con náuseas, mientras trataba de no ver la pantalla. El resto de situaciones cruentas y sádicas nos dan lo que muchos estábamos esperando, pero es esa primera trampa —que involucra una potencial decapitación, y un aparato capaz de cortar un hueso humano sin problemas— la que dejó una mayor impresión en mi. Además, y como se deben imaginar, “Saw X” no le tiene miedo al “gore” —ni a los desmembramientos ni quemaduras ni cirugías explícitas. Es decir, la película nos muestra todo lo que uno esperaría se vea en una nueva entrega de la saga.

Y felizmente, todo está dirigido con suficiente tensión por Greutert. De nada serviría incluir tanta tripa y sangre si uno no se involucrase en la historia, pero felizmente el filme se desarrolla con suficiente suspenso, como para que las secuencias de “gore” se sientan como culminaciones naturales de toda la tensión acumulada. Eso sí, y como se mencionó líneas arriba: fuera de una secuencia de sueño inicial, “Saw X” se demora en arrancar, narrando con paciencia la historia de Kramer y su supuesto tratamiento experimental, y estableciéndolo bien como protagonista. Los espectadores sedientos de sangre podrían llegar a impacientarse, pero tengan en cuenta que, cuando la sangre llega, llega para bañarnos sin piedad. Y dentro de todo, todo lo que viene antes de las torturas y el sufrimiento en lo suficientemente interesante como para que la cinta no se torne previsible o aburrida.

Porque hay algo más que vale la pena destacar: los giros narrativos. No diría que son chocantes, pero están desarrollados con algo de ingenio, dejando en claro que tanto Kramer como su aprendiz, Amanda (Shawnee Smith) son gente muy inteligente, que planea todo hasta el último detalle. Greutert y su equipo hacen de todo para que la película no se torne previsible, introduciendo nuevos obstáculos y retos para Kramer y Amanda con frecuencia, y dejando muy en claro las motivaciones del primero. Lo que tenemos acá es a un hombre sin miedo de morir, que ya no tiene nada que perder, y que le está dando una lección a la gente que le otorgó un poco de esperanza falsa para aprovecharse de su situación y llevarse su dinero. Como cierto personaje dice en un momento, de toda la gente a la que pudieron engañar, TUVIERON que meterse con John Kramer. ¡Grave error!

Ahora bien, lo que la película también nos pide es, hasta cierto punto, empatizar con John, lo cual no es siempre fácil. Si el personaje sale bien parado de “Saw X”, es porque es un hombre cruel y sádico que se dedica a torturar a gente incluso PEOR que él. Es decir, estamos de su lado, porque la gente a la que ha capturado, ha hecho cosas incluso peores que él… a excepción, por supuesto, de la Gabriela de Renata Vaca. Ella es una de las pocas figuras relativamente inocentes del filme; una chica que ha caído en la adicción a las drogas, y que no tiene intenciones igual de maliciosas que las de sus compañeros capturados. La manera, además, en que Amanda (y su terrible peluca de cinco soles) termina vinculándose con ella, es interesante. No es un aspecto de la narrativa que esté particularmente bien desarrollado, pero al menos logra otorgarle una dimensión adicional al conflicto central de “Saw X”.

Dentro de todo, y sin ser parte del público objetivo, debo admitir que “Saw X” no está mal. Maneja un buen nivel de tensión, contiene todo el “gore” y sadismo que los fanáticos estarían esperando, y hasta cuenta con un par de giros narrativos interesantes. Tobin Bell brilla como Kramer, como siempre, y hasta destacan figuras como Renata Vaca (“Dreamer”), Steven Brand (el villano de “El Rey Escorpión”) y Synnøve Macody Lund (como una doctora de pocos escrúpulos y más sadismo que el propio Kramer). Aquellos que no disfruten de la sangre y vísceras la pasarán realmente mal, y ciertamente no se convertirán en fanáticos de la saga. Pero los seguidores de la franquicia de “Saw” quedarán satisfechos, y hasta con ganas de más, especialmente si se quedan a ver la escena post-créditos. Aparentemente, diez películas no son suficientes. Y honestamente, puedo darme cuenta, ya, de que todavía hay algo de sangre para exprimirle al famoso “Juego del miedo”.

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