¡Scooby!

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Recuerdo todavía cuando veía la caricatura clásica sesentera de “Scooby-Doo” en Cartoon Network. De pequeño, no me daba cuenta de lo tiesa que era la animación, y no me importaba el que la mayoría de episodios siguiesen la misma fórmula —simplemente disfrutaba enormemente de las aventuras de Shaggy, Scooby, Velma, Fred y Daphne, mientras investigaban casos paranormales, y eventualmente descubrían a los verdaderos culpables de los crímenes. Puede que no sea la caricatura o el concepto más interesante o con más potencial del mundo, pero ciertamente resultó en un programa popular, y eventualmente, en toda una franquicia que ha sido adaptada a una sinfín de películas, videojuegos, shows, y mucho más.

Por ende, y a pesar de que hemos tenido ya varias décadas de “Scooby-Doo”, no sorprende el que la Warner Bros. y Hannah Barbera hayan decidido desarrollar un nuevo largometraje animado en 3D basado en estos personajes. “¡Scooby!” es una suerte de reboot para la franquicia, entregándonos una suerte de historia de origen para Shaggy y Scooby, así como los inicios de un Universo Cinematográfico de Hannah Barbera (sí, en serio), el cual seguramente contará con varias secuelas, spin-offs y demás. No es el “Scooby-Doo” de nuestros padres (o siquiera el de mi infancia), pero no tenía por qué serlo. En todo caso, “¡Scooby!” funciona como entretenimiento familiar del bueno, y también para establecer la nueva identidad y estilo de este personaje que ha sobrevivido todo tipo de cambios y novedades a lo largo de más de cincuenta años.

La película comienza con un emotivo prólogo, en el que vemos cómo Scooby y Shaggy se conocen y se convierten en mejores amigos de niños —o mejor dicho, de cachorro y de niño. A esto le sigue una recreación divertida y nostálgica de la introducción y canción principal de la caricatura original, y finalmente, la trama principal, la cual se lleva a cabo ya cuando nuestros personajes son adultos. En ella, vemos como Shaggy (voz de Will Forte) y Scooby (voz de Frank Welker) se separan del resto del grupo e Mystery Inc., conformado, por supuesto, por Fred (voz de Zac Efron), Velma (voz de Gina Rodríguez), y Daphne (voz de Amanda Seyfried).

Pues resulta que los dos amigos comilones no se sienten particularmente importantes dentro del grupo, y creen más en la amistad que en el potencial económico de la empresa (dedicada a capturar monstruos, espíritus y demás) que han formado con sus amigos. No obstante, no tiene que pasar mucho rato para que nuestros protagonistas descubran su verdadero valor —o al menos, el de Scooby en particular. Luego de ser abducidos por un superhéroe llamado Blue Falcon (voz de Mark Wahlberg) y su nave, descubren que el adorable Gran Danés es el descendiente directo del perro de Alejandro Magno (¡!), razón por la que el villano de turno, Pierre Nodoyuna (voz de Jason Isaacs) quiere capturarlo. Como se deben imaginar, nuestros héroes tendrán que encontrar una manera de escapar de tan nefasto personaje, mientras el resto del equipo trata de encontrarlos.

La narrativa no es lo más importante en “¡Scooby!”; no es más que una excusa para explorar, aunque sea de manera algo light, la amistad entre Shaggy y Scooby, obligándolos a crecer un poco en el camino. De hecho, el contenido temático de la película, aunque apropiado para este tipo de producto, es manifestado de manera explícita más de una vez, por lo que no se le puede acusar de ser particularmente sutil. Al ser una película familiar, sin embargo, no tenía por qué serlo, y el arco de crecimiento por el que tienen que pasar personajes como Shaggy, Scooby y hasta Blue Falcon, funciona bastante bien. Puede que “¡Scooby!” no sea una cinta narrativamente compleja, pero tiene harto corazón.

Después de todo, se trata de un filme sobre el valor de la amistad, y de lo útil que puede ser la misma en situaciones peligrosas, especialmente para quienes carecen de valentía o fuerza física. Casi como si fuese una comedia romántica, Shaggy y Scooby se pelean durante el segundo acto de la película, para eventualmente descubrir que necesitan el uno del otro, por más que quieran ganar la aceptación de sus amigos. Algo similar sucede con Blue Falcon, quien más bien quiere ganar la aprobación de su padre, el superhéroe original, pero prefiere esconderse durante las escenas de pelea, miedoso e incapaz de actuar cuando los demás lo necesitan. Incluso Pierre, el antagonista principal, tiene su propia historia de amistad con un personaje clásico de Hannah Barbera, lo cual le otorga una motivación adicional (y bienvenida) a sus actos.

El hecho de que hayan decidido incluir todo este contenido adicional en la película dice bastante sobre el cariño que sus creadores le tienen a los personajes de Hannah Barbera… lo cual, desgraciadamente, no quiere decir que todas sus decisiones creativas hayan sido las correctas. La inclusión de tanto personaje ajeno a las historias de Scooby-Doo, por ejemplo, como Blue Falcon, el Capitán Cavernícola, y otros, se siente más como un esfuerzo por establecer el famoso Universo Cinematográfico, que una decisión necesaria para esta historia en particular. Y el hecho de que los miembros de Mystery Inc pasen tanto tiempo separados, evita que el feeling tan particular de la caricatura original se sienta… al menos hasta los últimos treinta minutos de metraje.

A nivel visual, “¡Scooby!” es una cinta animada cumplidora. Definitivamente no está tratando de competir con el fotorealismo de las producciones de Pixar, ni con la ingeniosidad de las cintas de “Lego”. Más bien, lo que hace “¡Scooby!” es desarrollar una estética caricaturesca, similar a lo que uno encontrará en los cartoons clásicos de la infancia… pero en 3D. Por ende, los personajes terminan desafiando las leyes de la gravedad; pueden caer y saltar y ser golpeados sin lastimarse demasiado, y se desforman y estiran sin mayores consecuencias. En relación a películas en 3D relativamente recientes, se parece más a los que vimos en “Lluvia de Hamburguesas.” Y considerando los orígenes de la franquicia, funciona bastante bien —se trata de una película colorida y alegre, que encima respeta los diseños originales de los personajes, modernizándolos ligeramente para que no luzcan anticuados.

Las actuaciones de voz, por otro lado, son cumplidoras. El gran Frank Welker está genial, como siempre —aunque me pasó de vueltas que Scooby tenga la misma voz de cachorro que de más grande—, y aunque debo admitir que extrañé a Matthew Lillard, Will Forte no hace un mal trabajo como Shaggy. Jason Isaacs interpreta a Pierre Nodoyuna como el villano británico perfecto, y por alguna razón, Mark Wahlberg me dio mucha risa como Blue Falcon —de repente es la entonación suave y delicada que le da, la cual me recordó, aunque sea ligeramente, a su trabajo en la nefasta “The Happening”, de M. Night Shyamalan. Por su parte, Zac Efron, Amanda Seyfried y Gina Rodríguez no están mal como Fred, Daphne y Velma, respectivamente —sus voces no son particularmente fáciles de reconocer, por lo que terminan “desapareciendo” en sus personajes.

“¡Scooby!” es un entretenido reboot para la franquicia protagonizada por el famoso gran danés. Sí, de repente trata de hacer demasiadas cosas al mismo tiempo —contar una historia de origen para Shaggy y Scooby; contar una historia de fantasía; establecer un Universo Cinematográfico—, y puede que la inclusión de algunos personajes clásicos de la Hannah Barbera se sienta forzada, pero nada de eso es suficiente para arruinar la experiencia en general. Se trata, pues, de una película familiar muy entretenida, llena de gags astutos, secuencias de acción coloridas y emocionantes, y personajes que, felizmente, no han cambiado demasiado a lo largo de los últimos cincuenta años. “¡Scooby!” debería satisfacer a los más pequeños de la casa Y a los fanáticos acérrimos de esta venerable franquicia; y al final, eso es lo que más debería importar, ¿no?

 

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70%
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