El Infiltrado del KKKlan

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A pesar de que se lleva a cabo hace más de cuarenta años, y de que está basada en una historia real, “El Infiltrado del KKKlan” demuestra ser más relevante que nunca, sirviendo como una crítica a la presidencia de Donald Trump, así como a la manera en que la sociedad estadounidense está, en muchos sentidos, retrocediendo en su manera de pensar y actuar. Puede que el desenlace de “El Infiltrado del KKKlan” no sea desesperanzador, necesariamente, pero claramente lo deja a un con la sensación de que las cosas no han cambiado tanto en cuarenta años, o en todo caso, de que la gente dejó de luchar desde aquella época, dejando que alguien tan retrógrada e inútil como Trump se vuelva presidente de su país. Nada mal para un cinta que, al menos inicialmente, es engañadoramente ligera.

Por más que suena exagerada, la historia de “El Infiltrado del KKKlan” está basada en hechos reales. Nuestro protagonista es Ron Stallworth (John David Washington), el primer policía afroamericano en Colorado Springs. Dicha “condición” no lo convierte en el oficial más respetado de la ciudad, necesariamente, pero al menos puede trabajar con dos compañeros caucásicos que se mantienen neutrales —el judío Flip Zimmerman (Adam Driver) y Jimmy Creek (Michael Buscemi).

La primera misión de Ron consiste en conseguir información en una manifestación liderada por un orador afroamericano radical; es ahí donde conoce a la organizadora del evento, Patrice (Laura Harrier, de “Spider-man: De regreso a casa”), con quien comienza a desarrollar una íntima relación. Pero las cosas se complican cuando recibe su segunda misión: un día, revisando el periódico, Ron encuentra un aviso del Klu Klux Klan y los llama por teléfono. Haciéndose pasar por un blanco racista, logra concretar una reunión a la que, por obvias razones, no puede asistir. Por ende, le propone al capitán comenzar una investigación de la siguiente manera: el conversará con el Klan por teléfono, pero su compañero Flip lo representará en la vida real.

Eventualmente, ambos “Rons” irán consiguiendo más y más información relacionada al Klan, incluyendo pistas sobre un posible atentado a una protesta de jóvenes afroamericanos, e incluso lograrán interactuar con el Gran Mago (sí, en serio, así se hacen llamar sus líderes) de la organización, David Duke (Topher Grace). Pero mientras más se metan en la misión, más peligro comenzarán a correr, especialmente cuando el más violento de sus miembros, Felix Kendrickson (Jasper Parakkonen) comience a sospechar que algo anda mal con el “Ron” de Flip.

Spike Lee nunca ha sido un cineasta sutil, y tampoco va a comenzar a serlo ahora. Por más que “El Infiltrado del KKKlan” sea la versión ficcionalizada de una historia real, el experimentado cineasta recurre a obvias —y duras— comparaciones con eventos y personajes contemporáneos, siendo la figura más recurrente la del impresentable de Donald Trump. Consideren, si no, la aparición de Alec Baldwin (quien ha parodiado a Trump en Saturday Night Live) como un supremacista blanco durante el prólogo del filme —las comparaciones con el presente norteamericano son claras, y no terminan ahí. El filme termina con clips reales de la manifestación de supremacistas y antisemitas blancos de Charlottesville del 2017, entrelazadas con imágenes de Trump declarando que “no todos en la marcha eran Neo-Nazis” y que habían algunas “muy buenas personas” entre la multitud.

Se trata de una crítica dura, incisiva, la cual demuestra la habilidad de Lee para relacionar eventos de hace más de cuarenta años, con lo que se está viviendo en los Estados Unidos hoy en día. Esto le permite al espectador reflexionar sobre lo mucho (o poco) que se ha progresado en la sociedad occidental, y cómo muchas de las perspectivas manifestadas por los personajes más racistas de la película se pueden encontrar, todavía, en algunos sectores del país de Trump. Sí, los miembros del Klan son presentados, frecuentemente, de manera burlona, irónica —David Duke no es más que un bufón, que ni siquiera es capaz de darse cuenta que Ron está imitando a una persona blanca por teléfono—, pero también como personas peligrosas, capaces de recurrir a la violencia para transmitir sus tóxicos mensajes (consideren, si no, al personaje de Felix, un hombre inestable y agresivo).

Lee no toma prisioneros. El filme comienza con imágenes de “Lo que el viento se llevó” (si no han visto dicho clásico desde el colegio o la universidad, recomiendo que lo vuelvan a hacer, si es posible, con una perspectiva más fresca), y muestra escenas de la infame “El nacimiento de una nación”. De hecho, esto último forma parte de una magistral secuencia en la que se entrelaza el emotivo y desgarrador discurso de un líder afroamericano contando sus experiencias de joven, con los miembros del Klan “disfrutando” de dicha película. La mayoría de estudiantes de cine conocen “El nacimiento de una nación” debido a sus innegables y revolucionarias cualidades fílmicas, pero “El Infiltrado del KKKlan” podría ayudarlos a reconsiderar el impacto que tuvo en los supremacistas blancos de principios y mediados de siglo. De hecho, la cinta argumenta que fue lo suficientemente influyente como para haber revivido al Klan cuando parecía estar a punto de extinguirse; un terrible y casi deprimente prospecto.

“El Infiltrado del KKKlan” funciona gracias a todos los temas en los que decide profundizar pero, felizmente, también se trata de una historia intrigante y frecuentemente emocionante. Puede que la investigación de Ron suene como una locura en un comienzo, pero uno termina convenciéndose de sus convicciones y la pasión que siente tanto por sus hermanos como por su trabajo —a pesar de que muchos de los activistas afroamericanos jóvenes odian a los policías, él se niega a dejar de trabajar como uno. La cinta jamás se torna en un melodrama —de hecho, se burla tanto de algunos miembros del Klan, que muchas escenas de tornan en momentos de hilarante comedia—, pero logra desarrollar suficiente tensión como para que uno se mantenga al borde de su asiento durante sus más de dos horas de duración.

John David “hijo de Denzel” Washington demuestra tener tanto carisma como su padre; desarrolla a Ron como un hombre determinado, pero que no siempre toma las decisiones correctas en lo que se refiere a su vida personal y su investigación. Por otro lado, Laura Harrier es apasionada e intensa como Patrice, Topher Grace interpreta a David Duke como un despistado y un idiota, y Adam Driver sigue demostrando que es capaz de interpretar a personajes complejos y maduros que poco o nada tienen que ver con su Kylo Ren en “Star Wars”. Si la película cuenta con un verdadero villano, más bien, es el Felix de Jasper Paakkonen; se trata de un monstruoso individuo que no tiene medio de matar en nombre del racismo y el antisemitismo.

“El Infiltrado del KKKlan” es un excelente thriller que sabe balancear muy bien el suspenso con la comedia absurda, desarrollando una historia que, con frecuencia, se siente lo suficientemente increíble como para que uno la acepte como “basada en hechos reales”. Las actuaciones son espléndidas y el estilo visual de Lee realmente mete al espectador en los Estados Unidos de principios de los setenta, pero aquí lo que verdaderamente sorprende son los paralelismos con el presente de dicho país. Los últimos momentos de “El Infiltrado del KKKlan” son verdaderamente chocantes, y deberían ser lo suficiente potentes como para “despertar” a aquellos que todavía, por alguna razón, crean en el presidente Trump. Nuevamente; nada sutil, pero muy efectivo.

 

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90%
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