Godzilla 2: El Rey de los Monstruos

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Disfruté bastante de la primera película de “Godzilla”, dirigida por Gareth Edwards (“Rogue One: una historia de Star Wars”) y estrenada en el 2014. Sí, se puede argumentar —como ya lo han hecho varios fanáticos— que Godzilla aparece por muy poco tiempo, pero a la vez, admiro la manera en que el británico director logró generar suspenso y tensión, homenajeando a clásicos como “Tiburón”, en donde el monstruo central tampoco aparece por demasiado tiempo. Y también la pasé bien con “Kong: la Isla Calavera”, una película de acción y fantasía que va directo al grano: es un blockbuster lleno de peleas entre monstruos gigantes, excelentes efectos especiales, y actores de primer nivel tratando de mantener la seriedad entre tanta destrucción. Es una película de serie B con efectos digitales —y un reparto— de serie A.

Es por todo eso que estaba relativamente emocionado por ver “Godzilla 2: El Rey de los Monstruos”. ¿Qué sería capaz de hacer el director de “Krampus” con un personaje como el famoso Gojira, y criaturas como Mothra (una polilla gigante), Rodan (una mezcla entre pájaro y pterodáctilo), y por supuesto, el Rey Ghidora (un dragón de tres cabezas)? Pues resulta que nada demasiado emocionante. “Godzilla 2: El Rey de los Monstruos” brilla durante las batallas entre monstruos gigantes, como debería ser (al menos cuando uno logra verlas bien), pero se concentra demasiado en el drama que vive un grupo demasiado extenso de humanos mal desarrollados. Se trata, pues, de un filme que no necesitaba durar más de dos horas —si le quitas un poquito de la grasita y el relleno, el resultado podría ser mucho más entretenido y directo al grano.

¿La trama? Pues en una cinta como esta, no debería ser del todo complicada. Después de todo, todo lo queremos ver es a los monstruos más famosos de Todo sacándose la mugre y destruyendo ciudades. Sin embargo, Michael Dougherty parece haberse “hecho bolas” innecesariamente, y por ende nos entrega una narrativa sorprendentemente enredada, llena de personajes que poco o nada tienen que hacer. ¿Importa que Monarch sea una institución que está tratando de controlar a los monstruos más poderosos de la Tierra? ¿Importa que Charles “Tywin Lannister” Dance interpreta a un ecoterrorista que quiere acabar con los humanos y hacer que los monstruos reinen nuevamente? ¿Importa que tengamos a un familia rota, interpretada por Vera Farmiga (la megalomaníaca Emma), Kyle Chandler (Mark el científico) y Millie Bobby Brown (Madison, la hija hecha de acero)?

No. No realmente.

Sin embargo, Dougherty parece estar empeñado en otorgarle algo de “humanidad” a su película, lo cual, siendo justos, es un objetivo loable. El problema es que no era necesario incluir a más de diez personajes humanos para hacerlo. Consideren, si no, a la anteriormente mencionada película de “Godzilla” de Gareth Edwards, en donde solo habían dos protagonistas (Elizabeth Olsen y Aaron-Taylor Johnson), y tres personajes secundarios importantes, interpretados por Ken Watanabe, Sally Hawkins y David Strathairn, quienes regresan para la secuela (aunque Strathairn parece haber ido al set por unas cuantas horas, máximo). Acá, por otro lado, tenemos a la familia, a los antagonistas, a Thomas Middleditch (más incómodo que nunca), a Ziyi Zhang (en doble papel, Godzilla sabe por qué), a Bradley Whitford (lleno de canas, pero hablando como adolescente), a O’Shea Jackson Jr. (¡porque siempre necesitamos a un soldado gracioso!), a Anthony Ramos…

Es demasiado, especialmente si consideramos que todo lo que tiene que hacer la mayoría de estos excelentes actores es reaccionar a monstruos digitales sacándose la mugre en medio de ciudades devastadas. Kyle Chandler es quien se esfuerza más, pero las motivaciones de su personaje nunca son claras, al igual que las de la Emma de Farmiga, quien termina siendo otra científica empeñada en usar fuerzas de la naturaleza para “salvar” el planeta de los humanos. Charles Dance desaparece a tres cuartos de película, Ken Watanabe trata de otorgarle algo de dignidad a la cuestión, y tanto Bradley Whitford como Thomas Middleditch parecen haber sido teletransportados de otra película (los “chistes” del primero son particularmente desesperantes).

Pero me imagino que, como yo, lo que verdaderamente les importa son los monstruos, y en ese sentido, “Godzilla 2: El Rey de los Monstruos” es… medianamente cumplidora. Los efectos digitales utilizados para traerlos a la vida son verdaderamente magníficos, y los diseños respetan al look que tienen en las películas originales japonesas, introduciendo cambios solo cuando es necesario. “Godzilla 2: El Rey de los Monstruos” está llena de planos realmente espectaculares, los cuales deberían hacer que cualquier fanático de estas criaturas tengan la piel de gallina. Consideren, si no, a King Ghidorah montado sobre un volcán, a Godzilla saliendo del mar y disparando su rayo atómico al cielo, a Rodan volando sobre una ciudad, despedazándola gradualmente, o a Mothra saliendo de entre las nubes, rodeada de luz, al más puro estilo de Jesús.

Las batallas, por otro lado, son llegan a convencer del todo. Dougherty abusa de los planos cerrados y de las cámaras nerviosas, lo cual hace que gran parte de estos encuentros sean difíciles de entender. Pero esto no sería tan grave si es que la dirección de fotografía no fuese tan oscura, y si es que las peleas no se llevaran a cabo de noche, y en medio de tormentas eléctricas, o de nieve, o de lluvia. Realmente no entiendo cuál era la necesidad de incluir tantos efectos meteorológicos —tratan de justificarlo a través de la narrativa, con resultados poco convincentes. Honestamente, extraño el estilo de Jordan Vogt-Roberts, quien nos entregó varios encuentros entre King Kong y sus enemigos a plena luz del día, y sin mayores distracciones visuales.

En todo caso, parece que los fanáticos igual están disfrutando de la película, lo cual entiendo hasta cierto punto. Después de todo, por más que las batallas hayan podido ser mejores, igual son suficientemente épicas, e involucran mucha destrucción y efectos digitales de primer nivel. Todos los monstruos se lucen (Godzilla y Mothra son mis favoritos) y el encuentro final le da un cierre apropiado a la historia, dando a entender, por supuesto, que nuestro amigo Gojira estará de vuelta para “Godzilla vs. Kong” el próximo año. El producto final sería más satisfactorio si no incluyera tanto drama humano innecesario, pero lo que hay, esta suficientemente bien hecho (aunque para mi, hasta ahora nada supera la primera aparición de Godzilla en la película de Edwards. ESO fue épico).

“Godzilla 2: El Rey de los Monstruos” es una cinta para fans; los demás probablemente se aburrirán durante las escenas de eternas de explicación narrativa, “desarrollo” de personajes, o drama familiar entre Kyle Chandler y su esposa e hija. Es una pena que la cinta no llegue a cumplir con todo su potencial; con una trama menos inflada, menos personajes innecesarios, y una escenificación más clara de las peleas entre monstruos, “Godzilla 2: El Rey de los Monstruos” hubiera podido terminar siendo un blockbuster ejemplar, superior incluso a sus dos predecesoras en el MonsterVerse. Tal y como se ha estrenado, sin embargo, no es más que un intento fallido; una película ruidosa con algunos momentos emocionantes o visualmente espectaculares, pero, también, llena de contenido innecesario o gratuito. Espero que corrijan la mayoría de estos errores para “Godzilla vs Kong”.

 

Avance oficial:

50%
Puntuación
  • Mi calificación
1 comentario
  1. […] del relativo fracaso de “Godzilla: el Rey de los Monstruos”, tanto en la taquilla como con la crítica especializada, algunas personas tenían miedo de que […]

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